Categorías
PERSONAJES DEL PUEBLO

La Choya

Decían nuestros ancestros, nuestros mayores, nuestros viejos pues, que cuando se te clavaba una choya en el pié o en la mano o el muslo o cualquier parte del cuerpo, –que es dolorosisimo y como la espina tiene una especie de gancho, se clava, entra pero no sale– decían los viejos que la única manera era orinando sobre la choya clavada a la vez que alguien más o tu mismo tratabas de sacarla.  !Y funciona!! en serio funciona. Preguntenme cuantas veces me mearon o me tocó mear a compañeros que se habían enchollado… entre tanto dolor y susto, un chorrito de orines calientitos sobre la herida, es un bálsamo! No si de que los viejos saben, si saben.

Uno aprendía a conocer los arbustos y cactus que podrían representar un peligro, a punta de espinadas, arañazos, raspones, cortadas, etc etc. Nadie te decía cuidado con los tobosos, hasta que ya tenías el pie lleno de ellos y estabas brincando de dolor. Nadie te decía, “aguas, esa rama pica, tiene espinas”, hasta que te pegaba el chingazo en la cara o en los brazos. Asi aprendimos. A tal grado que con el tiempo y la experiencia puedes subir o bajar corriendo un cerro tupido de ramajos y de cactus sin un razguño.

Cuando no andábamos en los cerros o el río, nos poníamos a jugar beisbol, cualquier pedazo de baldío servia. Nuestros campos de beisbol eran pedazos de antiguas milpas o huertas que ya no se sembraban y estaban pelones. Trazábamos las lineas con el pié, arrastrando el pié, las bases eran unos cartones con piedras encima pa que no se movieran; los guántes eran viejísimos, rotos y parchados, casi nunca nos completábamos la novena y los que no alcanzaban, a jugar con la mano pelona; los bats, eran bats recortados, quebrados, arreglados con clavos y tape, y si no había pues un palo de mezquite; las pelotas, descocidas y sin forro, enteipadas con tape negro y cuando se nos acababan, agarrábamos una cabeza de muñeca y a seguir jugando.

Todo el día jugábamos, mañana,tarde y noche. En la noche en la calle, abajo de un poste con luz. De ahí, de esos campos, de esas pobrezas, salieron varios jugadores profesionales para la liga Norte de México, la Liga Mexicana de Beisbol y la Liga Central.

El invierno era diferente. Los días mas cortos, oscurecía temprano, comenzaba a hacer frío en la noche y las salidas no eran tan frecuentes. El frío calaba, de doler los huesos. Lllegábamos temprano a la escuela, todos mocosos, lagañosos y despeinados porque nadie se bañaba en la mañana por el frío; el baño era por la tarde pa no enfermarte. Tomabas clase entre un concierto de toces, ronqueras y jaladera de mocos. Y entre todo eso, había dos que tres compañeros que iban descalzos, no había para zapatos. Mi madre juntaba los zapatos viejos de nosotros y trataba de ayudar a algunos, pero viejos y remendados, les duraban poco. El invierno en el pueblo tenia un olor muy particular: Olía a humo de hogar, olía a chimenea encendida, olía a estufa de leña, olía a estrado encendido permanentemente, olía a boiler de leña. Recorrías las calles y por donde pasabas había algo encendido con leña y salía una columnita de humo.

Y junto con el invierno, por falta de aseo principalmente, a muchos compañeros les salía roña en las manos. Era una capa se iba engrosando conforme el invierno transcurría. Cuando llegaba la primavera tenían una capa de roña tan gruesa que no les entraba una punta de lápiz, difícilmente se cortaban. Nadie se quejaba, nadie decíamos nada. Era nuestra vida, era la que conocíamos, no sabíamos de otra.

Eso era felicidad, eso era vivir en un paraíso. Y así crecimos, y así nos formamos y así de ese pueblo de esa vida, de ese paraíso ya ido, han salido reconocidos y grandes profesionistas, empresarios, maestros, abogados, arquitectos, médicos, ingenieros, artistas. Y todos agradecidos con la vida y con nuestros padres.

Categorías
PERSONAJES DEL PUEBLO

Porque no me gusta el invierno.

Inicia la temporada invernal y comienza mi sufrimiento. Ya en alguna ocasión comenté que no me gusta el frío para nada, que soy feliz en el calor, soy del desierto, ahí nací, ahi crecí correteando entre cactus, ocotillos, mezquites, paloverdes, Hediondilla, choyas, sahuaros, tobosos, cadillos, vinarama, etc etc. entre cerros, piedras y rocas calientes. Una de las delicias más grandes en mi vida ha sido el día, el tan esperado día en que por fin podía “descalzarme” o quitarme los zapatos y descalzo pisar la tierra, las piedras, etc. Ese día lo añoraba durante todo el invierno, y cuando por fin llegaba y mi madre me autorizaba a quitarme los zapatos, era señal de que ya podíamos darle el adiós oficial al frío y la bienvenida al calor.

Aunque a decir verdad el gusto duraba poco porque cuando comenzaba a calentar de verdad, la tierra, el suelo, las banquetas ardían y teníamos que correr de una sombrita a otra; y a ponernos tenis, o lo que hubiera. Fuí de los afortunados que tenía zapatos y tenis, varios amigos y compañeros no tenían y pasaban invierno y verano sin zapatos. Había mucha pobreza pero un chingo de felicidad, éramos iguales, con zapatos o sin zapatos, jugábamos juntos y teníamos los mismos derechos unos y otros, nunca que yo recuerde nos hicimos más o nos hicimos menos unos a otros.

Las diferencias surgían en los talentos. Como debe ser y qué lastima que ya no es. Las diferencias estaban en lo bueno o malo que eras para las canicas, el trompo, para correr, para trepar árboles, para jugar beisbol. Ahi no había diferencias económicas o sociales. Había talento, destreza, aptitudes y punto. Y tampoco había envidias, nos reconocíamos unos a otros y respetábamos a cada quien en su habilidad: Sabíamos perfectamente quién era bueno para qué. Y hasta la fecha seguimos siendo excelentes amigos y seguimos coincidiendo, en pláticas, en torno a un asador y unas hieleras, “lo buen pitcher que era fulano”, “el mejor tercera base que ha habido, fulano de tal”, “a fulano nadie le ganaba a las canicas”, etc etc.

Durante el verano era casi obligatorio traer una “onda” colgada al cuello o en la bolsa del pantalón. Una resortera pues. Made in home. Aprendí a hacerlas muy chamaco, viendo. le robaba un cuchillo de la cocina a mi mamá y salía a buscar una horqueta que sirviera, preferentemente de mezquite o de paloverde, el grosor de la V tenía que ser el indicado; lo siguiente era comprar los hules con Cuchai, el llantero del pueblo, eran los mejores, y era preferible comprárselos a él porque ya tenía el par cortado y con los amarres respectivos;  luego buscaba unos zapatos viejos de cuero y a quitarle la lengua, para hacer  “la caja” de la resortera. Al final obtenías una “onda” a tu gusto, un cuchillo sin filo, un par de zapatos, uno con lengua y otro sin lengua y una regañada por el cuchillo sin filo. Ah pero que felicidad, y a cazar pájaros en el arroyo o al río.

Nos juntábamos un grupo y salíamos a “cazar” al río y así persiguiendo una paloma a veces y sin darnos cuenta llegábamos a la Estación por un lado o a la altura del Campo de Miguel Méndez por el otro; es decir sin querer queriendo caminábamos unos cinco kilómetros. No cazábamos nada, salvo una que otra vibora que nos salía al paso. Y a caminar de regreso otros cinco km pata llegar a la casa a tiempo de comer o de la cena.

Llegaba, me sentaba, me servían de comer y me preguntaban: “Donde andabas, que hiciste?” y respondía: “Aquí en la plaza, haciendo nada”.

Y así “haciendo nada” se nos pasaba el verano.

Si quieren que le siga y les gusta, por favor díganmelo y les cuento cuando te enchollabas o de la roña.

Categorías
PERSONAJES DEL PUEBLO TRADICION ORAL FAMILIAR

TUVE UN SUEÑO

El otro día tuve una pesadilla.

Soñé que no era Mexicano, sino de algún país lejano de por allá de Europa del este, en Siberia, o en Asia mongólica, es decir allá donde da vuelta el aire, como dicen en Pitiquito para referirse a algún sitio muy lejano.

 Y de repente yo me ví viviendo en México en época electoral y  que la ley me permitía  votar nomás con un mes de residencia y que tenía un gran problema ¿Cómo haría para decidir por quién votar?

Imagínense el escenario: Recién llegado, no conoces casi a nadie, mal hablas el idioma y mucho más mal, lo entiendes; quiero entender qué es lo que necesita el país en ese momento, porque al fin de cuentas me he venido a vivir a él, y quiero un buen país para vivir, por lo tanto, se me ocurre comparar las necesidades del país, con las propuestas u ofrecimientos de los candidatos. Wow!!! Vaya ideota.

 Pero oh desilusión, no les entiendo ni madres de lo que dicen… literalmente… pero ideológicamente también. Hay tantas y tan diferentes propuestas y “soluciones” para un mismo asunto que termino volviéndome loco.

En la oficina donde trabajo, le pregunto a un compañero qué debo hacer, “Estoy muy preocupado porque creo que ya debería tener decidido a quien voy a apoyar con mi voto”. Y recibo como respuesta un tremendo “jajajajajajajajajajajajajajajajajaja”. Se le salen las lágrimas y se agarra el estómago de tanto que se ríe. Yo con cara de “qué pedo”. Me dice todavía riéndose “Aquí nadie se preocupa por eso mi amigo, aquí otros deciden por ti”. “Quién” le respondo, “Los políticos”, me dice. “¿Pero, los políticos no son los mismos que están pidiendo el voto?” pregunto, “Ps si, por eso” responde. Y me quedo con una gran ¿????

Que peocupación!!! Dios mío ilumíname. Se me ocurre leer un poco sobre cada partido para documentarme… y encuentro que son tantos y tan raros y tan parecidos, pero tan diferentes, que para entenderlos me llevará años. Un partido que se define de derecha, está proponiendo un programa populista y socialista de izquierda que ni a Mao se le hubiera ocurrido en sus mejores tiempos; otro que dice ser de izquierda, se está aliando con el de derecha; uno más que se sitúa en el centro izquierda, está sugiriendo una economía capitalista de mercado; otro más que se dice ecologista, no tiene ningún programa ecológico o medioambiental; uno más se autodenomina del trabajo y no hay nada en su propuesta en torno a los trabajadores; otro más se identifica como social demócrata y tiene un dirigente que es dueño del partido; y otro, se autodenomina del pueblo y acusa a los demás de mafia del poder, y que resulta que ahí sólo una persona manda y están amafiados en su interior…. ¡!!ufffff!!! parece obra de teatro del absurdo, o una pintura surrealista mezclada con cubismo de Picaso y Buñuel juntos.

Ah pero recuerdo que alguien me dijo que ahora hay también independientes de donde se podrá elegir; gente sin partido pues. “Vaya –pienso— asi ya cambia la cosa, a la mejor por ahí es”. Decido investigar.

Y está peor la cosa. Encuentro en mi investigación que para empezar hay de nuevo como 10 independientes. Oh my God!!! Hay uno que antes era Conductor de noticiero que en éste país, ser conductor de noticiero es casi lo mismo que ser Senador, vives de lo mismo, del presupuesto público; otro pertenecía antes a un partido, se salió, se fue a otro partido, se salió y ahora es independiente y reniega de todos los partidos a los que antes perteneció; encuentro que hay dos mujeres, una fue Primera Dama, esposa del Presidente y estuvo más de 30 años en un partido y un día se despertó en la mañana y lo primero que pensó fue “A la fregada con el partido”, la otra nunca había sido nada sólo Diputada, pero en este país ser diputado  y no ser nada es lo mismo, no trasciendes. Y asi por el estilo todos.

Me desperté justo cuando estaba por abordar el avión de regreso a mi país de origen, con una camisa de fuerza atada al cuerpo y unos fulanos que me empujaban hacia adentro al tiempo que decían “Llévenselo, lo deportaron por grillo”.

Debe haberme caído mal la cena.

Categorías
PERSONAJES DEL PUEBLO

LA DIPUTADA

         No sabía cómo ponerle porque pobre, pero como no habla, no hace ruido y no tiene ninguna gracia y es igual a todas, pues se dificulta más. Pero con el correr del tiempo fue aflorando su personalidad y ya me fue más fácil llamarle… LA DIPUTADA.

 Y le queda como anillo al dedo: No hace otra cosa más que PASEARSE, COMER Y DORMIR.

Los tres requisitos indispensables para ser un buen Diputado.

Tiene ya 9 años con nosotros. Me la entregaron creo yo que de un año y medio aproximadamente. Desde niña ha sido muy correlona y caminadora… cuando esta despierta. Sus períodos de descanso son exactamente los mismos que tienen los Diputados entre un período legislativo y otro: De noviembre a abril.

Y el resto del año, igual que los diputados, no hace nada!!.

 Por ahí a principios de abril comienza a moverse, muy lentamente al principio, se estira, hace como lagartijas moviéndose de arriba abajo, mueve la cabeza, estira una mano, luego otra y dos o tres días después, se me aparece en la recámara y se me queda viendo como diciendo: “Feliz año!!!” Con ganas de decirle “Pinchi huevona ya estamos en abril, ya se te fue un tercio del año”.

 Pero la dejo ser. Es su manera de avisarme que ya está lista pa lo que venga… que por supuesto, no es nada.

La veo y digo “Que envidia cabrona, tu naciste jubilada y yo a los 60 tengo que seguir chingandole”.

De abril a noviembre su período productivo,  –que no produce nada—su mundo se limita al patio de la casa. Calculo que debe darle unas 150 vueltas al mes, 5 por día más o menos; 1050 vueltas en 7 meses, a la mejor 1100 si decide trabajar más. Entre vuelta y vuelta se echa una siestecita de unas dos horas. Igual que los diputados entre orador y orador.

En las mañanas todos los días acude a la puerta, así como la ven en la foto, para pedir de desayunar, a mi señora. Más o menos se echa un medio kilo de lechuga. Come y a dormir.

Cuando no está cerca y le tiras la lechuga, aunque ande a unos 20 metros, la ventea, se da media vuelta y sale “corriendo”—es un decir—asi como los diputados a los dólares – también es un decir.

Ahorita, el día 11 de noviembre inició su período de recogimiento. Casi dormida, la pesé y la medí.  Y a esperar hasta finales de marzo principios de abril. Pero si hace calor en enero se da sus despertadas.

Y aunque no me la crean, si la extraño a la cabrona. Dirán ustedes “Y cómo vas a extrañar a alguien que no hace ruido, no habla, ¿camina despacito y no te comunica nada”?  Y respondo yo: “Pues por eso!!” Cómo no la voy a extrañar.

En la próxima primavera pienso buscarle novio, ceo que ya esta lista, este verano la vi ganosa, desesperada, con la mirada perdida, ansiosa a ratos. Creo que eso debe ser. Nomas que desde ahorita les digo que me pondré muy estricto con los pretendientes: Tienen que ser guapo, fuerte, no muy correteado porque esta pobre es doncella todavía y pues… pobrecita ¿que no? Además, sería bueno que venga de buenas familias, de por aquí de la región pa que se entiendan bien. A ver si cuando lo vea esta cabrona no levanta las manos y le dice: “!!eeeeeeeeeeeeeeeeeh… Putoooooo!!!”  como las Diputadas. Es capáz.