Categorías
PERSONAJES DEL PUEBLO

LA NOCHE QUE MARCO AL PUEBLO CAPITULO IV Y EPILOGO

Caminaron unas cuadras y luego ya se acabó el caserío. Se internaron en el monte y siguieron caminando. Se metieron al lecho seco del arroyo que bajaba del cerro y atravesaba el pueblo y lo siguieron hacia arriba. Era más seguro pues no tenía tanto obstáculo de piedras y arbustos. El Cantinero llevaba la pala y el Maestro llevaba “el bulto”.

Llevaban unos 15 minutos caminando y “el bulto” le comenzó a pesar, se le cansó el brazo como si llevara una carga de varios kilos. No comentó nada pero si le pasó “el bulto” al Agricultor y éste no notó nada extraño.

Caminaron unos 10 minutos más y salieron del arroyo y comenzaron a subir la falda del cerro, rumbo al norte, para alejarse del camino, que pasaba por el puerto en el cerro de enfrente, el cerro picudo. Es decir, ellos iban rumbo al otro cerro.

Unos cien metros después, encontraron unos mezquites grandes y unas cinitas y pitahayas; había mucha hediondía también y choyas. Ahí les pareció buen lugar.

___ Aquí parece bien — Dijo el Ranchero – Cantinero usted trae la pala, pues usted empiece el hoyo ahí abajo del mezquite aquel. No muy hondo, con un metro es más que suficiente.

Era un terreno duro y pedregoso, sumamente difícil de escarbar. Los demás seleccionaron una piedra cada quien y se sentaron.

Prendieron una cachimba que de ultimo momento había tomado el Cantinero antes de salir. Eso iluminó un poco el lugar donde inició el hoyo.

Cuando el Agricultor se sentó se puso “el bulto” en las piernas. Unos momentos después sintió que se mojaba el pantalón y extrañado sacó los fosforos para prender un cigarro y a la vez ver que sucedía, porqué sentía mojado el pantalón. Como si la cabeza estuviera mojada. Sentía el paliacate empapado, pero mientras liaba el cigarro, pensó que era el mezcal que le habían echado a la cabeza, había escurrido por encima del paliacate y por eso estaba empapado. Sin duda eso era. Además la borrachera no lo dejaba pensar muy bien.

De todos modos, sentía las manos pegajosas, como que no era mezcal. Se levantó y acercó a la luz de la cachimba y descubrió la cabeza. Estaba el rostro casi cubierto de rojo. Le pasó un dedo y lo olió.

___A la madre!! –pego un grito a la vez que soltaba la cabeza – esta cosa esta chorreando sangre!!  Miren!!  ¡¡Y ya me jodió el pantalón!!  — y le dio una patada para acercarlo a donde estaban sentados los otros. La cabeza rodó y quedó en los pies del Tendero con el rostro hacia arriba. Como estaban mas o menos a unos 10 metros de donde estaba la cachimba, la luz no llegaba muy bien, solo penumbras. El tendero se agachó y extendió las manos para tomarla pero… pegó un grito y se levantó alejándose:

___!No, no puede ser! ¡Esta moviendo los ojos! ¡!Esta parpadeando!! ¡!Lo juro!! Lo juro!!

___Estas viendo visiones amigo Tendero – le dijo el Ranchero – los dos. Al Agricultor y a ti ya se les subió el mezcal. Será mejor que ya dejen de tomar amigos.

El Cantinero redoblo su esfuerzo al cavar; comenzó a dar paladas con más ímpetu y rápidamente comenzó a sudar a chorros. También él sentía como que se le erizaban los bellos de los brazos y de la espalda, pero calló.

___!!Calma amigos, calma!¡ — dijo el Maestro en voz alta – aquí lo que corresponde es no perder la compostura.

___No Maestro, ¡por favor!  –clamaba el Tendero – es verdad lo que digo, movió los ojos. Si no me cree, véalo usted mismo.  Y pateo la cabeza hacia donde estaba el Maestro.

Este se agachó, la tomó y se acercó a la luz y todos se arremolinaron a su rededor. La  sostuvo con la mano izquierda y con la derecha, lentamente comenzó a desenredar  el paliacate, todo sucio de tierra, hojarasca y sangre… quitó un lado y se descubrió el cachete derecho ensangrentado; con la mano temblorosa, quitó el otro lado con cuidado… La cabeza del Cristo tomó vida en sus manos y sus ojos se abrieron se movieron de izquierda a derecha y clavó su mirada en todos ellos…

La cabeza salió disparada de sus manos, del susto, y todos los cinco corrieron despavoridos unos metros. “No puede ser” “Ya nos cargó el demonio” “Es un castigo divino” eran las voces entrecortadas, que se oían. Respiración agitada, se frotaban los ojos como queriendo despertar de una pesadilla. De nuevo el Maestro intervino:

___ Compañeros, calma. Si, es verdad todos lo vimos, pero es solo una cabeza de madera, no puede tener vida propia, ni es cosa divina ni nada de eso. Lo que debemos hacer es terminar ya esto de una vez.  Hay que enterrarla ya.

Lentamente, con más miedo que ganas, se fueron acercando a donde estaba la cabeza. Estaba inanimada. Inmóvil. Como la habían viso siempre. Respiraron más tranquilos. Con los piés la comenzaron a empujar hacia el hoyo donde cayó.

Con la pala uno y con los pies los demás echaban tierra para taparla.

Lentamente al principio y después más rápido, la cabeza comenzó a moverse hacia los lados, como quitándose la tierra, como si estuviera unida a un cuerpo.

El Agricultor desesperado se le echo encima para tratar de detener el movimiento.

___!! Parate hijo de la chingada!! ¡!Párate demonio! – la tomaba con las dos manos y se le sacudía de un lado a otro.

___El Cantinero acertó a agarrar la botella de mezcal y le echo a la cabeza, que dejó de moverse momentáneamente. El Agricultor se incorporó, salío del hoyo y dijo “Prendan fuego, échenle un fosforo!!”

Se oyó un chasquido y se prendió un flamazo que atravesó el aire hasta caer en la cabeza que comenzó a arder. Se movía como si estuviera viva, los ojos se abrían y cerraban, sangraba de la corona de espinas a borbotones; le salían lágrimas de los ojos. El maestro tomó un palo y con él le pico ambos ojos fuertemente, varias veces, hasta que ya sólo quedó un hueco en donde estaban los ojos.

Un concierto de perros se comenzó a oir a lo lejos, perros ladrando, perros aullando, fue creciendo poco a poco, hasta que parecía que todos los perros del mundo ladraran juntos; aullidos de coyote muchos, se oian en los cerros.

Era un ruido ensordecedor. Se oían voces como murmullos, muchas voces, fue creciendo hasta parecer que un ejército estaba murmurando al mismo tiempo alrededor de ellos.

Asustados, histéricos, se movían de un lado a otro tapándose los oídos. “Qué es esto” “Qué pasa, quién viene” “Nos van a fusilar con seguridad”.

Voces, voces fuerte, aullidos de animales como si lloraran, aleteo de aves, como si fueran un millón de aves aleteando juntas, se oía el ruido.

El Tendero corrío a donde estaba ardiendo la cabeza y se paró arriba de ella y comenzó  a brincar como queriendo romperla y con ello acabar con eso. Salieron chispas, muchas chispas como si fuera una lluvia de chispas que se fueron juntando como remolino alrededor de ellos y luego se elevaron al cielo en la oscuridad de la noche.

Alguien tomó la pala y la comenzó a clavar en la cabeza hasta que se partió. A cada palada, los aullidos y los aleteos y las voces subían de tono, se oían con dolor, con sufrimiento.

Por fin el de la pala logró tapar con tierra lo que quedaba y gritó:

___!!Listo ya la enterré, ya vámonos amigos ya corran!!

Todos corrieron y atrás de ellos se oían las voces, miles de voces y solo se alcanzaba a entender “siempre malditos”. Aves negras como auras, cientos, miles, volaban detrás de ellos.

FIN DE LA HISTORIA -CONTINUA EL EPILOGO.

EPILOGO

 Cuando los hechos históricos no son muy favorables o son tristes o son de derrota para una sociedad, normalmente ésta, suele olvidarlos o hace todo lo posible por no recordarlos. Así sucedió con esta historia. Es real, los hechos ocurrieron, las personas existieron, pero a fuerza de ocultarlo como un suceso vergonzoso, terminó convirtiéndose en leyenda o en mito. Y como toda leyenda, hay varias versiones en las que varían los nombres de los protagonistas, o varía el número de participantes o varía la forma en que ingresaron al templo o lo que hicieron dentro. Lo que es constante y permanece en todas las versiones, es el hecho mismo, la profanación del templo religioso, la destrucción de imágenes, la sustracción del Nazareno y su quema y destrucción posterior.

 Las versiones varían también en la forma como murieron los protagonistas que es parte importante de esta historia. Pero lo que es constante es que todos tuvieron una agonía y muerte horrible, extraña, anormal y acorde con lo que hicieron y la participación que tuvieron.

Por ejemplo, se dice que quien le pico y sacó los ojos al Nazareno, murió ciego o casi ciego y viendo en su agonía cosas horribles.

Se habla de otro protagonista que cuando murió hacía mucho calor para velarlo dentro de la casa y sacaron el cuerpo al patio para velarlo. En pocos minutos el patio, las bardas, la casa, los techos de las casas cercanas, se llenaron de Auras (Zopilotes) cientos de ellas como no se sabía que hubiera en el pueblo. Y tuvieron que correr a sepultarlo.

Otro más se dice que murió ahogándose, sin poder respirar y que tuvo una larga y fea agonía en la que dejaba de respirar por momentos y luego volvía a la vida. Previamente había sufrido años de una especie de depresión, ausente, ensimismado, y oyendo voces.

 40 años después a finales de los 60s, Pitiquito seguía adelante, con dificultades, no tan rápido como hubiese sido lo deseable. Los viejos del pueblo atribuían mucho de lo que pasaba a que debido a esos acontecimientos de 40 años atrás, el pueblo había quedado marcado. No lo decían en voz alta, pero si lo pensaban y lo comentaban entre ellos. La historia era un secreto, a los niños no se nos contaba, si acaso la escuchábamos por accidente. Pitiquito era un pueblo estancado, no había fuentes de empleo, el agua se acabó, las acequias dejaron de correr, las huertas se secaron; si salías a estudiar no volvías. Varias familias salieron a otros pueblos con el correr de los años.

Dejo el relato a mi madre Isabel de Méndez:

“En 1967, 68, estaba muy enferma doña  Lolita de Ortega, mamá de Pancho Ortega y fui a visitarla. Platicando con ella, me dijo “No quiero morirme sin que se haga el desagravio de aquella ofensa tan espantosa y horrible”. Saliendo de ahí me fui pensando que era verdad, ya era tiempo de hacer algo y ese algo era reponer el Nazareno y hacer la ceremonia de Desagravio.

“Le platiqué a Licha Fontes de Duran y se entusiasmó igual que yo. Juntas comenzamos a investigar y a visitar a otras personas. Rápidamente hubo mucho entusiasmo en el pueblo y muchas otras mujeres comenzaron a agregarse, María Gamboa, Alicia Aguire, Ma. Teresa de Vidal, las Estrella, etc. Había que juntar dinero para encargar la imagen del nuevo Jesús Nazareno a la ciudad de México. Fuimos a Caborca con el padre González le platicamos, le encantó la idea y nos dio un mazo de llaves para que abriéramos las alcancías que estaban empotradas en las paredes en la iglesia. (Yo recuerdo ese mazo de llaves, eran muchas, más de cien de todos tipos, tamaños y formas). También nos mostró un catálogo de imágenes para que viéramos cuál era y pudiéramos encargarlo.

 “Pasamos todo un día probando las llaves hasta que logramos abrir las alcancías. Ese fue el fondo monetario de inicio, no era mucho pero ya teníamos algo. El nuevo Nazareno nos costaba 28 mil pesos en la ciudad de México. Hicimos muchas actividades y solicitamos apoyos a mucha gente. Se enviaron cartas a  personas del pueblo que vivían fuera. La respuesta fue excelente, con mucho entusiasmo colaboraron todos.

“Cuando completamos el dinero, se hicieron llamadas a la fábrica a México, se les explicó y se les envió información de lo que queríamos.

“Meses después, la imagen llego por tren, fuimos a la estación a recogerla tu papá y yo, la llevamos a la casa y… no era. No era la imagen que queríamos ni era la que habíamos encargado. (Le pido al lector se ubique en la época, 1968, mala comunicación telefónica y difícil, casi todo era por correspondencia). Hubo desilusión. Regresamos la imagen a México y nos regresaron el dinero.

“Yo sabía que en Altar había una imagen como la que queríamos. Un día agarre el pickup y me fui con una muchacha fotógrafa del pueblo (Supongo era la Carmelita Leon) y tomó fotos de la imagen en Altar. Esas fotos mandamos a México y ya nos respondieron que si lo tenían y que nos lo enviarían.

“Meses después llegó la imagen y se hicieron los preparativos para el DESAGRAVIO. Fue una ceremonia muy bonita con el Arzobispo y varios sacerdotes presentes, se cargó la imagen en procesión hasta el lugar en el cual se le había quemado y se había concluido el agravio. Ahí se hizo la ceremonia oficial. Fue un día muy feliz para el pueblo, un día de alegría. Para celebrar se hizo una comida afuera del templo a la que fue todo el pueblo”

NAZARENO2

 En lo personal recuerdo perfectamente ese día porque entre otras cosas ayude en los oficios como Acólito al Padre Alejando Valdivia. No se si sería casualidad, el signo de los tiempos que todo estaba cambiando, o sería karma, pero desde ese día en el pueblo se comenzó a respirar otro ambiente; comenzó el progreso en serio, buenas siembras, buen ganado, drenaje, pavimentación, escuelas, maquiladora, etc.

Lo que si estoy seguro es que éste es un suceso QUE NUNCA DEBERÁ REPETIRSE y aunque me tomé muchas libertades literarias y puse mucho de mi imaginación, la intención sana y simple, es dejar un mensaje a las nuevas Generaciones. No faltará quien diga que porque sacar estas cosas negativas en lugar de las positivas. No me importa. Ya las platicaremos. Solo los Pitiqueños sabemos la multitud de historias, personajes, cuentos, aventuras, etc. Que son y han sido el cimiento de nuestra formación. Por eso a veces no nos entienden en otros lados pero también por eso hay paisanos distribuidos por todo el mundo (Literal) deseando estar ahí, en el pueblo.

 

Categorías
TRADICION ORAL FAMILIAR

LA NOCHE QUE MARCO AL PUEBLO CAPITULO III

CAPITULO III: EL AGRAVIO

 Salieron de la cantina y encaminaron sus pasos rumbo al templo. Aunque ya era de noche y en realidad el alumbrado público era escaso, por no decir que inexistente, de alguna manera se alcanzaba a ver la silueta hermosa del templo de San Diego de Alcalá, que había sido fundado por el Padre Eusebio Francisco Kino en 1679, 1683, años más años menos, y que tenía la característica arquitectónica de todas las misiones fundadas por él. Aunque a través de los años el templo había sido prácticamente terminado, en los 1920s las paredes exteriores estaban en su mayoría aún sin enjarrar, estaban pelonas, pero eso no le quitaba belleza. Dicen que cuando el Padre Kino trazaba un nuevo templo, lo orientaba hacia donde el pensaba que debería de desarrollarse el pueblo, el caserío de los habitantes, para que de esa manera el altar mayor, estuviera siempre bendiciendo al pueblo. En el Pitic (Que en realidad así se llamaba Pitiquito), resultó que el pueblo se desarrollo y creció hacia el otro lado, de tal manera que el templo daba la espalda a la mayoría del pueblo. Siempre hemos sido contreras dirían los pueblos vecinos. Con el correr de los años y el crecimiento poblacional, eso se “corrigió”.

 A pesar de ser una “misión” fundada por Kino, el Pitic nunca tuvo un sacerdote a cargo, es decir, de planta; en los 1700s y parte de los 1800s era “visita” de la Purísima Concepción de Caborca que dirigía Fray Faustino González. Después pasó a pertenecer a la Guadalupe de Altar. Había sacerdote sólo por temporadas cortas. Sin embargo el fervor religioso nunca decayó, sino al contrario siempre fue y ha ido en aumento.

 ___Amigo Cantinero – dijo el Maestro—porque no se va adelantando y trata de hablar con la persona esa Matuz que dice que nos puede ayudar.

___ Me parece muy bien—respondió el Cantinero y comenzó a apresurar el paso. Rápidamente dejó al grupo atrás.

___ Miren—dijo el Tendero—yo propongo que nos vayamos despacio y que nos escondamos ahí a una cuadra de la iglesia, para que el Cantinero llegue con Chuy Melendrez y abran la puerta. Digo para que no nos vea a todos.

___ No sea puto—dijo el Ranchero — en esto estamos todos ¿No? Ándele échese un trago largo pa que se le quite el miedo.

___Bueno, bueno – respondió el Tendero – pero no es miedo hombre, simplemente es ser cautos como dijo el Maestro.

 La Cantina no estaba muy lejos del templo. Bueno en realidad nada estaba lejos de nada. Llegaron en 15 minutos. Llegaron por atrás y se esperaron por el costado éste donde había una puerta lateral.

El Agricultor sacó un envoltorio de la bolsa del pantalón y se puso a liar un cigarro con tabaco cultivado ahí en el pueblo. Echando la primera bocanada de humo, dijo:

___Si saben que aquí espantan no?

___ ¿Donde – quiso saber el Maestro – en el templo o en el cementerio aquí al lado? Porque en el cementerio pues es normal hay muchas historias de aparecidos.

___No no –dijo el Agricultor—aquí adentro de la iglesia. Las mujeres cuentan historias. Dicen que alla atrás por el otro lado, donde están los arcos, ahí se pasea un monje con hábito y toda la cosa, camina rece y rece.

___Y también hay gente que dice que se les aparece un perro negro, adentro. Lo sacan y al rato ahí esta de nuevo adentro aunque le cierren la puerta. Dicen que es muy feo y con los ojos rojos. – acotó el Ranchero.

___Y hablan de un padrecito vestido con sotana negra que se aparece en el altar y en el púlpito, le hablan y no responde. Camina y atraviesa paredes.—platicó el Tendero.

___Pues yo no creo en esas cosas – dijo el maestro—el que se murió se murió y punto. Ni se va a ningún lado, ni se queda aquí, simplemente ya se desaparece de este mundo. Por eso la iglesia tiene embrutecido al pueblo con puros cuentos.

“Salud” “Salud” y brindaron todos de nuevo ahora tomando la botella directamente.

En eso se oyeron unos pasos y voces. Era el Cantinero que venía ya acompañado por Melendrez y éste traía una barra metálica en la mano.

___Quibo—saludó Melendrez – échense un traguito no? Pa acabar de despertar pues.– Alguien le pasó la botella y se echo un trago largo. – ¿Ora si, por donde quieren entrar?

___Pues por la puerta— se burló el Ranchero – por donde más.

___Pues es que existe esta puerta, la lateral, y esta la puerta principal, por cual?

___Por la principal—afirmó el maestro— creo que será más fácil.

 

Hago un alto en la narración para dejar en claro que hay dos versiones respecto a cómo se introdujeron a la iglesia. La primera dice que la persona que les ayudó, hizo un hoyo en la pared al lado de la puerta, con la barra, y por ahí entraron; la segunda dice que simplemente violaron la cerradura antiquísima que tenía la puerta y trozaron unos candados puestos recientemente. En lo personal me quedo con la segunda versión. Conociendo el templo cualquiera se da cuenta que las paredes son anchísimas, mas de medio metro de ancho y con una mezcla de piedra, adobe y cal. Habría sido muy difícil y tardado tratar de abrir un boquete en la pared.

Se aclara igualmente que el tal Chuy Melendrez no participo en lo que paso después. Solo ayudó en poder tumbar cerraduras y abrir puertas y se fue a su casa, no entró al templo.

 Las puertas cedieron. Entre dos, las empujaron suavemente hacia adentro. La edad de las puertas y de la madera se notó, con el tremendo chirriido que hicieron al irse abriendo, como si se estuvieran quejando de algo. Si hubieran ido en sus cinco sentidos y no alcoholizados, se habrían dado cuenta que ese ruido no era normal.

Se quedaron parados, como congelados, los cinco, en la entrada del templo. Hacia adentro aquello era tan negro y oscuro como  el luto de una viuda. Se hizo un silencio muy molesto, un silencio que comenzó a trastornarles la cabeza. Nadie quería dar el primer paso. Todos comenzaron a sentir que algo estaban haciendo mal. La botella pasaba de mano en mano y de boca en boca. Como siempre el Maestro que era la mente más fría, tomó la iniciativa y comenzó a dar unos pasos:

___Vamos pues—dijo – a lo que venimos.

___Pérese Maestro  ¿cómo vamos a aluzar? – dijo el Agricultor — al tempo que sacaba unos cerillos y al encender uno, se iluminó momentáneamente aquella bóveda oscura y negra como el más negro. Fue suficiente para alcanzar a ver unas veladoras de cera en el piso. Tomaron una cada quien y las encendieron con manos temblorosas. Todos tenían miedo, pero ninguno decía nada. Ya habían jurado y dado su palabra. Y la palabra es la palabra.

 Apuraron otro trago más a la segunda botella. Se alumbraron unos a otros viéndose las caras. Caras de susto, de borracho; pero nadie dijo nada.

 ___ A ver compañeros — dijo en un susurro el Maestro—hay que decidir a cuál de los santos nos llevamos.

___ Ps al mas chingón de aquí – dijo el Ranchero – a San Diego. Dicen que es de madera y esta muy liviano.

___No no estas loco – dijo el Tendero – San Diego es el más importante en el pueblo, si nos lo robamos, el pueblo se queda sin fiestas, a quién le vas a hacer fiestas y pa encontrar otro igual imagínate.

___ Si tiene razón –dijo el Cantinero – es más fácil reponer un Cristo, de esos hay muchos y en todos lados los encuentras.

___ Ora pues, vamos.

Avanzaron lentamente por el centro del templo, el piso era de ladrillo y había muy pocas bancas. Con la luz de las velas se iluminaba poco y se reflejaban sombras por todos lados.

Iban rumbo al altar mayor, el del centro, para tomar el Cristo que estaba ahí, en su cruz. Y alguien dijo:

___Oigan miren, ahí al lado – y caminando unos pasos se situó al lado de una imagen y la iluminó – miren este Cristo esta mejor, se va a notar más. – y así diciendo se paró atrás y le dio tremenda patada a la imagen de bulto, que cayó al suelo haciendo tremendo ruido. Con el golpe, se aflojó la cabeza.

Era Jesus Nazareno, una imagen casi de tamaño natural, con sus vestiduras y la corona de espinas en la cabeza.

Jajajajajajaja rieron todos. “Eso estuvo bueno”  “SI que sea ese mejor”.  En eso se oyó un golpe seco, como si alguien hubiera dejado caer algo muy pesado, al fondo del templo y todos callaron momentáneamente. Una de las hojas de la puerta principal comenzó a chirriar de nuevo, pero ahora se estaba cerrando. Se oía espantoso, como si estuvieran frotando fierro contra fierro.  Levantaron las veladoras y se miraron las caras, asustados.

___Rápido – dijo el Maestro— orale no vaya a ser que alguien venga.

Antes de salir recorrieron rápido el altar mayor y tiraron al suelo las imágenes que encontraron, algunas se hicieron añicos.  Todo de prisa y sin pensar en nada más.

El Agricultor sacó un paliacate de la bolsa del pantalón y tomando la cabeza del Nazareno la desprendió a jalones y la envolvió en el paliacate.

___Orale!!! Vámonos!!! — grito— y todos salieron corriendo, tirando botellas de licor que llevaban.

Corrieron todos juntos casi empujándose, hasta llegar a la Cantina de nuevo. Abrieron, se metieron a empellones, cerraron por dentro y pusieron el paliacate con la cabeza en la barra de la cantina. Sudorosos y asustados, pero eufóricos. Mas licor para pasar el susto. Y gritos de “A la madre!!” “Ahora si, esto ya se chingoo” “Por poco nos agarran jajajaj” “Dale un traguito al Jesús este, debe venir miado del susto también jajajajajaja” Y le echaron un chorrito de mezcal en los labios a la cabeza en el paliacate.

___Ps si tomaba vino el cabrón – dijo el Cantinero – también debe tomar mezcal jajajajaja. Y bañó la cabeza con mezcal, a la vez que todos reían.

Asi transcurrieron varios minutos en los que se pasaban el paliacate con la cabeza del Nazareno, unos a otros. El Ranchero la tomó la levantó con una mano en alto y dijo:

___Te viera mi vieja Rey de Reyes, se moría del coraje jajajajaja.

___Y si lo viera a usted amigo Ranchero, lo mataba jajajajaja – dijo el Tendero—a ver páseme esa cosa.

El Ranchero puso la cabeza en la barra y la hizo rodar de una punta a otra donde estaba el Tendero. Este la tomo y viéndola directamente a los ojos le dijo:

___Qué vamos a hacer contigo Jesus. Fíjate, quien iba a pensar que ya fuiste el mensajero hace 1920 años y  ahora serás de nuevo el que mande el mensaje, pero imáginate, Jesusito, ahora les darás un mensaje a la gente de Pitiquitoooo cabrón!!! Jajajajajajaja

___A propósito amigos – dijo el maestro en voz alta, después de mantenerse muy callado—esa es una buena pregunta. ¿Qué vamos a hacer con esa cosa? ¿Alguno de ustedes tiene dónde guardarla?

Todos respondieron que no y que por ningún motivo la llevarían a su casa o alguna otra parte.

___Entonces – dijo el Cantinero—se me ocurre que podemos enterrarla, al fin y al cabo no tiene ningún valor de nada. Mañana cuando alguien pase por la iglesia la verán abierta y verán el desmadre adentro y bueno… el mensaje habrá llegado ¿no?

___¿Estan de acuerdo? – preguntó el Maestro – porque yo si y en cuanto antes mejor, ya se esta haciendo muy tarde.

___Traete una pala pues – dijo el Agricultor al Cantinero.

Salió al patio y regresó con lo solicitado, una pala.

___Vamos pues  y no se les olvide el bulto – dijo el tendero—es más yo me lo llevo. Y procedió a tomar el paliacate de nuevo y al estar envolviendo la cabeza, pego un grito:

___AYYYY!!! Chingado, algo me picó en la mano, has de tener alacranes Cantinero. A ver alúcenme la mano.

Acercaron una lámpara y efectivamente se veía un piquete en el dedo índice con un punto de sangre que brotaba.

___Si parece picada, pero de qué. Le duele Amigo Tendero?

___No no me duele—respondió – solo sentí un piquete y me dolió, pero ya no.

Otro acercó la lámpara a la cabeza del Nazareno y vió en una de las espinas de la corona de espinas, que estaba un rastro de sangre.

___ Ahí esta tu alacrán mira — dijo riendo – te pico el Cristo jajajajaja bueno su corona de espinas. Se esta vengando el cabroncito jajajaja

Todos respiraron aliviados. Se pusieron sacos y sombreros y el Cantinero cerró de nuevo con llave. Tomaron rumbo al este, su plan era salir del pueblo y llegar al monte, por ahí cerca del puerto, donde nadie pudiera verlos y donde se pudiera enterrar la cabeza con seguridad.

 CONTINUARA

Categorías
TRADICION ORAL FAMILIAR

LA NOCHE QUE MARCO AL PUEBLO CAPITULO II.

CAPITULO II: LA DECISION.

___No alto alto!! – grito el Maestro – calmados, aquí no se trata de matar a nadie. No es así como se mandan los mensajes, ni de broma lo diga amigo Ranchero.

___No se asuste Maestro, son bromas nada mas.

___Bueno, pero de que hay que hacer algo hay que hacer algo,– sugirió el Cantinero.

 

Hubo un silencio como que todos se quedaron pensando un rato, mientras, acababan con la copita de Mezcal. El Tendero interrumpió el silencio:

___¿Maestro, usted es amigo personal del Presidente Calles que no?

___Si, asi es –respondió el Maestro

___Pues mire – continuó el Tendero—yo propongo que usted escriba una carta a su amigo, nuestro Presidente, y la firmamos todos nosotros y algunos más del pueblo que están con nuestra causa.

___ Y, ¿Qué diría la carta? – quiso saber el maestro como desconfiando de la idea.

___Pues podríamos decirle que estamos con él en éste difícil momento de la república, que somos gente de bien de aquí del mero Pitiquito y que nos gustaría enviara un comunicado para todo el pueblo en el que ponga en claro qué es lo que esta pasando en este asunto y cómo el pueblo se verá beneficiado—propuso el Agricultor.

___No – se opuso el maestro—no creo que sea buena idea; el Presidente es una persona muy ocupada, no creo que le resulte interesante lo que esta pasando aquí, porque en realidad, pues no esta pasando nada ¿verdad?.

___Pues no, aún no—dijo el Ranchero – pero es su amigo maestro, podría usted preguntarle cuál es la mejor manera de conducirnos, qué podemos hacer para ayudar a la causa.

___Pues eso ya no suena tan descabellado – aceptó el maestro.

___Claro!! – grito el Cantinero, poniéndose de pié – y lo mejor de todo, cuando todo esto pase ¿A quien, a quiénes de aquí del pueblo les estará agradecido el Presidente? A la mejor hasta podré conseguir permiso para traer tequila, de allá, de Jalisco, que dicen es un mezcal mejor que éste que nos estamos echando. ¿A poco no? Y soltó una carcajada.

Todos rieron de la ocurrencia y ya con el alcohol haciendo efecto en sus mentes, se pusieron a comentar lo que cada quien le pediría al presidente cuando fueran llamados a Palacio Nacional para agradecerles su apoyo y su lucha contra los rebeldes que se dicen Cristianos.

___ Salud!!

___ Salud compañeros.

___Salud y no hay que rajarse.

Estaban eufóricos y comenzaron a cantar un vals. Las risas se óian hasta la calle. De pronto el maestro, comenzó a arreglarse la corbata de moño y el saco que siempre traía puesto, y levantó las manos haciendo ademán de “calma, calma” y se llevó los dedos a los labios para indicar “silencio”. Había caído la tarde, ya se había metido el sol y fue necesario prender las lámparas de aceite.

___Compañeros, amigos — dijo el maestro – debemos ser cautos; guardemos compostura; no hay nada aún qué celebrar. A ver, no hemos decidido nada. Lo de la carta esta bien, pero mientras la correspondencia se va y regresa la respuesta, van a pasar tres meses.

Todos guardaron silencio y agacharon la cabeza.

___Pues a mi, pa que mas que la verdad –dijo el Ranchero – ya mi vieja no me la quito de encima con esto de la iglesia cerrada, esta furiosa, y todos los días esta chingue y chingue que debemos hacer algo para que se abra y cosas así. Ya tuvimos varias discusiones. Ya le dije que vaya y le pida la llave a Chico G, que es el que la tiene, a ver si se atreve jajajajaja.

Afortunadamente no sabe nada de esto, si no me mata jajajajaja

___Menos mal – dijeron varios – respirando aliviados.

En los siguientes minutos, ya borrachos, todos aceptaron que de una u otra manera tenían el mismo problema en casa o con alguna vecina o familiar. Confesaron que casi todos se sentían observados y señalados de alguna manera, por su forma de pensar y que ya estaban hartos de la situación.

El licor se terminó, y el Cantinero propuso trasladarse todos a su cantina, “yo invito”—dijo—y “ahí tomamos una decisión de qué hacer.”

La invitación fue aceptada, tomaron sacos y sombreros y salieron a la oscuridad de la noche.

Al pegarles el aire fresco en la cara, algunos se marearon más. Tomaron rumbo a la cantina. Habían caminado unas dos cuadras cuando el maestro se paró frente a ellos y señalando les dijo:

___Miren, ese enorme edificio que se ve allá, representa la causa de todos nuestros males en éste momento, los nuestros própios, los de nuestras familias porque nos esta dividiendo y los de la república que por su causa ya esta dividida y en guerra de nuevo.

Todos voltearon hacia donde señalaba y vieron el Templo de San Diego de Alcalá patrono del pueblo. Templo imponente situado en la loma y que se veía desde cualquier rumbo del pueblo.

___Chingada madre – dijo el Ranchero – si estuviera el curita ahí, te juro que iba y lo sacaba a pasear bichi por el pueblo al cabron. Jajajajajaja me lo imagino llorando como niña jajajajaja

Jajajajajaj jajajajaja rieron todos.

___Oigan –djo el Tendero iluminándosele la cara – no esta mala la idea. ¿Qué tal si vamos y pintamos unas proclamas en las paredes de la iglesia? Algo asi, como “Muera cristo Rey” o “fuera curas mantenidos”, algo asi como una travesura, como las que hacíamos de chamacos.

___Jajajaja, pero esta cabrón conseguir pintura ahorita, aquí casi nadie pinta sus casas, a solo que sea con cal – Dijo el Agricultor – O que aquí el amigo Tendero nos proporcione un poco de la que vende en la tienda.

___Para nada bola de borrachos – dijo el Tendero – es de lo más caro que tengo jajajajaa

___¿Y si abrimos la puerta y sacamos unos santitos y nos los robamos? – dijo el Ranchero – imagínense el coraje que les dará a la bola de beatas del pueblo, ¿a poco no estaría bien?

___!!Ese si sería un mensaje directo ¡!! – dijo el maestro – ahí si que se entendería que esto va en serio no es un juego. Por mi, esta bien, secundo al amigo Ranchero.

___Eit eit eit – intervino el Cantinero – pero antes hay que ir a la cantina por unas botellitas de mezcal, nos harán falta.

Hubo murmullos de aceptación y como niños traviesos con la cara roja por la emoción y el alcohol, tomaron rumbo a la cantina.

Al llegar, les dijo el Cantinero:

___Espérenme aquí, solo entro y me traigo unas dos tres botellas de mezcal. Y procedió a sacar la llave y abrir la cantina, al hacerlo se metieron todos junto con él. –Les dije que me esperaran afuera, los reprendió.

___No amigo dijo el maestro, debemos planear bien lo que vamos a hacer y estar todos de acuerdo, si no no se hace nada.

El Cantinero acepto, cerró la puerta por dentro y prendió dos lámparas para iluminar un poco. Los demás fueron a sentarse en una mesa de madera con cuatro sillas. El cantinero regresó con una botella y sirvió una ronda de mezcal.

___Amigos –inició el maestro – lo que vamos a hacer no es una travesura de niños. Es algo que si nos sorprenden o nos ven, nos pueden llevar a la cárcel.

___Porqué – quiso saber el Tendero – si estamos de lado del Gobierno.

___ Si pero no deja de ser un allanamiento – comentó el maestro – si bien es cierto el templo, ya no pertenece a la santa iglesia católica y romana, sino al gobierno de la república, ya no es una propiedad privada sino ahora es pública, y la pena puede ser mayor.

___Entonces – dijo el Ranchero – reculamos, nos echamos pa atrás, pa eso me gustaba maestro.

___No, no yo no he dicho eso. Lo que digo es que debemos hacerlo con sigilo, con cuidado, sin hacer ruido, sin hacer escándalo y lo más importante, todos debemos jurar silencio, de aquí y de nosotros no saldrá nada de nada ni mañana ni nunca.

“Salud” dijeron . Cada uno dijo “lo juro”. Y levantaron las copas sellando el pacto.

___Muy bien, ahora hay que acordar cómo vamos a entrar.

___Ps ni modo de pedirle las llaves a Chico G, además de investigar para qué las queremos, no las va a soltar — Dijo el Agricultor.

___ No claro que no – dijo el Tendero – lo conozco muy bien y capaz nos denuncia.

___ Ps no queda otra que tumbar el candado y las cadenas — dijo el Ranchero.

___Andale! – terció el Cantinero – se me ocurre que nos ayude Chuy Melendrez, ahí vive cerca de la iglesia y debe tener con qué tumbar el candado.

___ Ps no quedamos que nadie se enterara—dijo el maestro.

___No no pasa nada – dijo el cantinero – lo conozco muy bien y con unos cinco pesos que le demos se va a callar la boca. Se los aseguro. Además aquí en la cantina tiene una deuda conmigo, lo puedo amenazar.

___Cinco pesos es mucho dinero – dijo el Ranchero – no los gana en un mes.

___Ps por eso, tiene que ser algo atractivo pa que se calle la boca.

___Ps por mi esta bien – dijo el agricultor.

___Yo también – dijo el Tendero.

___Yo igual – dijo el Ranchero.

___Pues yo tengo mis dudas –dijo el maestro – pero confío en el buen juicio del amigo cantinero.

___ Entonces si estamos de acuerdo, vamos. Pero solo sacamos unos santitos y nos regresamos aquí a la cantina. Nada mas. – propuso el cantinero.

Vamos pues a buscar a Melendrez.

Antes de levantarse sellaron pacto de nuevo con otro trago hasta el fondo.

CONTINUARA.

 

Categorías
TRADICION ORAL FAMILIAR

LA NOCHE QUE MARCO AL PUEBLO.

CAPITULO UNO: UN EPISODIO VERGONZOSO.

ACLARACIÓN.

 En algún año entre 1925 y 1929 sucedió la siguiente historia, que no es leyenda ni mito, es una historia real que sucedió en el pueblo y protagonizada por personas del pueblo. Con el fin de no lastimar a ninguna familia actual, omito intencionalmente los nombres de quienes participaron.

De nuevo hago la reiterada aclaración de que tomo datos de la tradición oral de mi familia, por lo que pueden o no coincidir con las versiones de otras familias.

Asi mismo, la narración será “Novelada”, es decir se escribirá como si fuera una novela

ANTECEDENTES

 Era un día que pintaba para ser como cualquier otro en el Pitiquito de los años 20s del siglo pasado.  Aunque “oficialmente” la lucha armada llamada revolución ya había concluido, en el país aún se vivía un cierto reacomodo de las fuerzas y grupos que habían triunfado en la Revolución. El grupo Sonora era el que prácticamente estaba gobernando: Alvaro Obregón asumió la Presidencia, se quiso reelegir, lo asesinaron y le siguió Plutarco Elías Calles.

Elías Calles se consideraba a sí mismo como un “progresista” y sus ideas eran las de un estado fuerte y rector de la vida nacional. Era anticlerical; no es que fuera no creyente, sino que era no practicante de la religión y pensaba que la iglesia tenía demasiada injerencia en el Gobierno por lo que había que ponerle un freno. Promulga la Ley de Cultos en la que reafirmaba la separación de iglesia y estado, prohíbe prácticamente las celebraciones religiosas y “expropia” los bienes de la iglesia principalmente los templos, conventos, escuelas católicas, etc. de todo el país.

Eso provocó y dio inicio a otra guerra interna entre 1924 y 1929. La “Guerra Cristera” se le llamó. Tuvo su epicentro principalmente en Jalisco, Nayarit, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Zacatecas, Hidalgo y Ciudad de México.

En el resto del país, incluyendo Sonora, se cerraron los templos y los sacerdotes tuvieron que esconderse y andar a salto de mata. Fuera de eso, no había nada más.

A Pitiquito las noticias llegaban esporádicamente y con retraso de 3 meses en el mejor de los casos; rumores si había muchos; alguien traía un periódico atrasado de la capital y aunque fuesen noticias de 3 meses atrás, para el pueblo eran “calientitas. La radio era una novedad, estaba en pañales y Constantino de Tárnava (Pionero de la radio en México) andaba apenas haciendo las primeras transmisiones en Monterrey. Además en el pueblo no había electricidad.

Asi es que la vida transcurría prácticamente normal con los acontecimientos comunes en los pueblos, de que alguien parió, alguien más se va a casar y sutano falleció. El templo, estaba cerrado y no había sacerdote en el pueblo, ni en Altar, ni en Caborca, por lo que los bautizos y las bodas tendrían que esperar para… algún día, sin saber cuándo.

 Había sido un día fresco a pesar de que ya se anunciaba el verano. Había habido buenas equipatas en invierno pero siempre se deseaba más agua. Las huertas no sufrían de sed gracias al sistema de riego que se alimentaba de los aguajes en el río. Se aproximaba la cosecha de trigo que cada vez se sembraba en mayor cantidad para poder entregar en el Molino Harinero La Union, que tenía apenas unos 13 años de construido. Un grupo de Pitiqueños entusiastas habían constituido la sociedad que dió origen al Molino. Entre ellos Don Eduardo Bustamante (Mi Bisabuelo) quien puso las acciones a nombre de su hija Agueda Bustamante Lizárraga (Mi abuela paterna). Algo insólito porque en 1909 ninguna mujer participaba en ningún tipo de negocio.

 LA REUNION

 Por la tarde de ese día un grupo de amigos había acordado reunirse para platicar “los últimos acontecimientos”, en casa de uno de ellos. Eran un Maestro de escuela, un Tendero, un Cantinero (Dueño de una cantina), un Labrador (Asi le llamaban al agricultor en aquellos tiempos), y un Ranchero (Dueño de un rancho). No eran cualquier persona del pueblo pues. Eran personas importantes e influyentes, todos sabían leer y escribir, todos tenían sus familias y su manera honesta de vivir.

El maestro en especial por su profesión, era un incansable lector y tenía contacto por carta con amigos de otras partes del país. Era fiel admirador del Presidente de la República a quien conocía personalmente. Podríamos decir que, del grupo de amigos, él era “el intelectual” sin demeritar en nada al resto de sus compañeros, quienes eran brillantes “pensadores y conversadores”, todos con ideologías muy similares.

Uno a uno comenzaron a llegar a la “oficina” que el Tendero tenía en su casa, atrás, en el patio y que tenía entrada independiente. En realidad, era un cuarto aislado del resto de la casa en el que acumulaba cosas personales entre ellas un escritorio y un librero con libros, mapas, cartas y esas cosas. Ahi se reunía con sus amigos frecuentemente, era un lugar discreto y jugaban barajas y dominó.

Cuando ya estuvieron todos, los cinco, sacó una botella de mezcal y ofreció una copita a cada uno.

La conversación fue mas o menos así:

“__ Y qué hay de nuevo.

___Pues lo último—dijo el Maestro—es que las fuerzas del ejército le asestaron una paliza a los rebeldes en la zona de los Altos de Jalisco; los templos están cerrados como sabemos pero la turba los abrió y saqueo las imágenes y los santitos.

___Y a dónde se los llevaron – quiso saber el Ranchero.

___Pues la información dice que las fuerzas federales hicieron un cateo general en el pueblo y decomisaron todas las imágenes, cuadros y santos de bulto que encontraron, las apilaron en la plaza y les prendieron fuego.

___ ¡Bien! — dijo el Agricultor.

___ !Anda hasta que se esta haciendo algo efectivo! – dijo el Tendero, casi eufórico.

___ Y ¿Cuándo fue eso? – quiso saber el ranchero.

___ La última carta que recibí fue ayer, de un amigo de Guadalajara, y trae matasellos de hace más de un mes.—Respondió el Maestro

___ A bueno no hace tanto – Dijo el Cantinero.

___ Y ¿Aquí en Sonora que se esta haciendo? – pregunto el Agricultor.

___ Lo que sabemos es que el Obispo y la mayoría de los padrecitos andan huyendo por la sierra. Unos dicen que a la mejor se pasó al otro lado. No se sabe de enfrentamientos armados. Hubo algo en el sur por Alamos y otro levantamiento por rumbos de Granados, pero no fueron importantes.

___ Yo lo que veo es que aquí en el estado la gente no quiere bronca. Están muy enojados en los pueblos porque están cerradas las iglesias y porque no se permiten los oficios, pero hasta ahí. — Opinó el Tendero.

___ Si – dijo el Maestro — pero eso no quiere decir que en cualquier momento una chispa encienda la hoguera… Si los ánimos están caldeados, con cualquier loco que llegue al pueblo y se ponga a arengar y opinar, la gente se va a alzar.

___ Andale – terció el Ranchero—por eso mismo ya le pedí a mi compadre el Presidente Municipal que estén muy al pendiente de cualquier extraño que llegue al pueblo.

___ Pues no hay que confiarse– terció el Cantinero–  El otro día me dijeron que en Zaragoza por allá por rumbos de la Chineña, se habían juntado unas pocas de personas, muy sospechosas y sobretodo que habían llegado algunas señoras en carruaje, señoras de aquí del pueblo.

___ Pues es lo que quería yo comentarles – dijo el Maestro—por eso les pedí que nos juntáramos. Yo también supe de esa reunioncita, y al parecer hay algunas personas influyentes atrás de eso. Dicen que quieren abrir la iglesia, quitarle los candados y dejar que la gente vaya a rezar o visitar aunque no haya misas, ni bautizos ni nada de eso por no haber padre.

___ ¡Pero como es eso!! –gritó el Ranchero—eso sería una abierta provocación al gobierno y al Presidente Calles. Se estaría violando la Ley. No debemos permitir que eso pase – dando un manotazo en el escritorio.

Eso es lo que el Maestro esperaba oír para iniciar su discurso:

___ ¡!Exactamente!!—gritó y se puso de pie caminando por el cuarto – Miren compañeros: Mis contactos en los pueblos de la región, desde Magdalena para acá, me comentan que hay todo un movimiento clandestino, oculto, pero apoyado por personas importantes en cada pueblo; ese movimiento, aunque no hay forma de comprobarlo aún, sin duda esta preparando algo, ¿Qué? No sabemos, pero sospechamos que puede ser una toma generalizada de las iglesias de nuevo, eso para empezar, y después irían contra “nosotros” los “nacionalistas” los que apoyamos al Presidente Calles. Por eso es imperativo que tengamos cuidado y andemos con pendiente.

Todos los presentes apuraron sus tragos, tragando gordo, y se sirvieron más del sabroso mezcal.

___Eso sería muy grave –dijo en voz alta el Agricultor — ¿Entonces qué debemos hacer Maestro? ¿Armarnos?

___No estaría de más – terció el Ranchero – Yo tengo varias armas por si alguien necesita.

___ Yo quisiera saber de que lado realmente esta el Presidente Municipal – dijo el Cantinero – Conociéndolo yo tengo mis dudas de que nos apoye. Su mujer es casi una beata de la iglesia. Y es de las más disgustadas con la situación.

___No no creo, mi compadre sÍ nos apoyaría dado el caso, aunque la comadre se le eche encima, y es brava jajajajaja – dijo el Ranchero.

 Todos rieron y apuraron el quinto trago de mezcal con lo que se acabo la botella, pero el Cantinero había traído consigo otra, la cual procedieron a abrir y llenar las copas de nuevo.

 ___A ver Maestro usted que piensa un poco más claro que nosotros, ¿Qué propone? – Dijo el Tendero.

El Maestro carraspeó un poco y se pasó otro traguito de mezcal y dijo:

___Yo creo que si nos quedamos de brazos cruzados, esperando a ver que pasa o cómo se desarrollan los acontecimientos en otros lados, nos van a agarrar dormidos. Debemos dar un primer paso, aquí en Pitiquito, que sea lo suficientemente grande y que mande un mensaje muy claro a todos los rebeldes de aquí y de toda la región.

___A quien hay que matar—dijo el Ranchero y soltó la carcajada, el alcohol ya estaba haciendo efectos.

CONTINUARA.