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PERSONAJES DEL PUEBLO

SOLEDAD Cuento corto

SOLEDAD

Cuento Corto.

 

 

El le dijo:

___¿Entonces qué, jalas?

Ella respondió:

___No

 

Hoy lo recordó porque vio pasar a su nieto, el de él, y pensó “podría haber sido mío”.

 

Desde que quedó sola, o sea desde siempre, solo habla consigo misma.

FIN

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

PITIQUITO EL MACONDO DE MEXICO.

Hace unas semanas leí de nuevo, por tercera ocasión, Cien años de soledad de Gabriel García Marquez. No es que sea mi novela favorita, la causa de que sea la tercera vez que la leo. Las dos primeras fueron hace 40 años y fueron lecturas obligatorias en la clase de Literatura Latinoamericana en mi carrera. La primera la leí de corridito y me encantó; la segunda la leí teniendo que analizar psicológicamente a ciertos personajes, y tenía que contar el número de personajes que salen en la novela; hacer un perfil de Ursula o de Aureliano Buendía y tratar de entender cómo transcurre el tiempo a lo largo del relato, porque no transcurre lineal.

En fin, acabo de leerla por tercera vez y ahora si con toda la calma del mundo y saboreando las frases, las oraciones tan peculiares; disfrutando las descripciones que hace García Márquez tan detalladas, tan vivas, tan reales. Me devolvía para leer capítulos enteros y poder disfrutarlos y entender cómo están construidos.

Y sucedió lo obvio: Conforme transcurría en la lectura, la identificación entre Pitiquito y Macondo es innevitable aún con todas sus profundas diferencias: Macondo esta situado en medio de ninguna parte en lo más profundo de la selva colombiana, rodeado de verdor y con lluvias que duran más de un año. Pitiquito esta en medio de ninguna parte en el desierto más grande de México, rodeado de aridez por todos lados y donde llueve dos veces o tres al año. Macondo no existe más que en la novela y Pitiquito si es real.  No tendrían porqué parecerse y de hecho no se parecen en nada como pueblos, pero….

…las ocurrencias, la imaginación, los emprendimientos, las respuestas, las discusiones, las costumbres y la manera de afrontar la vida de sus habitantes, es curiosamente, sumamente parecida y casi idéntica en algunas ocasiones.

Lees cómo hablan los Aurelianos, lo que hacen, lo que los obsesiona, lo que los mantiene vivos e inmediatamente piensas en algún personaje de nuestro Pitiquito, que !vaya que los tenemos¡.

Las locuras del Coronel Buendía, su guerra interminable, sus 72 batallas perdidas y su eterno regresar al pueblo que lo vió nacer y volver a pelear por sus ideales, sus amores infieles, sus hijos regados por todos lados pero todos reconocidos, me llevaban a pensar en algunos Pitiqueños del pasado.

La llegada de los Gitanos a Macondo cada año con las ultimas novedades y los últimos inventos de la humanidad, como el hielo, y la gente arremolinándose para conocer semejante adelanto de la ciencia, me hizo recordar cuando Pancho y Manuel Monreal aterrizaron un helicóptero en el Molino en Pitiquito, en 1962. Todo el pueblo dejó lo que estaba haciendo y corrimos al lugar para ver semejante insecto volador. O cuando llegaban los Húngaros al pueblo, versión Mexicana de los gitanos de Macondo.

Las locuras de Ursula y su reinado como matrona de la familia Buendía y sus más de 100 años de vida, cómo manejaba a la familia, las costumbres como tapar los santos y los espejos, los remedios para curar enfermedades, todo muy parecido a muchas matronas y remedios de nuestro pueblo.

Pitiquito, sus personajes de ayer y de hoy, los sucesos, las aventuras, los esfuerzos por salir adelante como pueblo, sus fiestas y sus duelos, sus leyendas y sus mitos, dan para un libro tan extenso o más que Cien Años de Soledad.

La historia de Don Alejandro Espinoza, primer único Diputado de Pitiquito, sus emprendimientos como la despepitadora, los primeros cultivos en la costa de Caborca, sus escritos en verso y la facilidad que tenía para versificar e improvisar, su gran imaginación que podía transportar a los niños a mundos mágicos, hacerlos reír y al siguiente segundo hacerlos llorar de susto; sus aventuras amorosas, sus parrandas y fiestas, dan para un personaje como los de García Márquez.

Las historias, ocurrencias, chistes, aventuras, parrandas, recorridos, conquistas y trabajos de Alonso Grijalva en compañía de Don Alberto Méndez, pueden llenar páginas enteras.

Personajes como Don Manuel Tiznado, el Saurino; La llegada, asentamiento y trabajos y aportación al pueblo de extranjeros como el Dr. Serrano y familia, Españoles; o Don Luis Taubé, originario de la antigua Hungría, por mencionar los que conocí, pueden ser libros por separado cada uno.

Desafortunadamente hoy todas esas personas ya sólo existen en la memoria y cada vez son menos los recuerdos, porque se van muriendo. Así es como muere la memoria de los pueblos. Nadie ha querido escribir esas historias y qué tristeza porque no estamos dejando nada a las nuevas generaciones.

En mi familia existió la tradición oral y de una manera muy rica, pasada de generación en generación, relatos, historias, aventuras, todo en forma verbal. Mi tía Eloisa Méndez fue la última custodia de esa tradición oral. Podías pasar horas escuchándola contarte la historia de la familia y de otras familias. Ella tenía una memoria prodigiosa. Yo no. La escuhé muchas veces, me senté con ella a preguntarle cosas y pasaba largas tardes entretenido con sus historias. Pero mi memoria es muy pobre y lo descubrí ya muy tarde, cuando ya se me había ido mi tía. por eso ahora escribo, porque quiero dejarle a mis hijos y nietos algo que puedan leer cuando estén aburridos y lo comparto con ustedes porque quiero dejar esa semilla en sus mentes y corazones. Ojalá lo logre.

Gracias siempre.

 

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

TIPOLOGIA EN LAS REDES SOCIALES.

En las redes sociales aflora nuestra personalidad de una manera muy clara y precisa.  Todo es cuestión de pertenecer a un grupo de whatsup. Si somos poquito observadores encontraremos la siguiente tipología:

  1. El Comité de bienvenida: Es el primero que da la bienvenida a los nuevos integrantes del grupo. “Bienvenido fulanito de tal, qué gusto que andes aquí”.
  2. El Carnita asada: Es aquel que ante cualquier acontecimiento comentado o anunciado por algún otro integrante del grupo, lo primero que dice es “Eso merece una carnita asada”. Si el hijo de fulano estaba enfermo y ya esta mejor, “hay que ponerlas a helar”. Si  la hija de Juanita se graduó de la universidad, “a qué hora comienza la música?” Si anuncian que zutanito se murió “Que descanse en paz, pero hay que recordarlo con una carnita asada no?”
  3. La Enciclopedia: Es aquel o aquella que siempre tiene una respuesta académica para todo. Sube fotos con la definición de alguna palabra que alguien dijo desconocer, da detalles de acontecimientos de hace años, que no todos recuerdan. Menciona investigaciones de universidades, etc. corrige a los demás del grupo cuando se equivocan en algo, corrige la ortografía, etc. y si hablan de Mandela ella sabe más, si hablan de Melania ella es casi su amiga y si hablan de San Lucas, se sabe todos los evangelios.
  4. El Aleluya: Da y reparte bendiciones a todos los del grupo desde la mañana hasta la noche. Alguien dice “les comunico que me quedé sin trabajo” y ella dice “bendito sea Dios, el no te desampare”. “El sábado pedimos a la novia de mi hijo” “Qué bendición, que Dios bendiga su matrimonio y le dé una hermosa familia”. “Ya me voy a dormir grupo, que Dios los bendiga y sueñen con los angelitos”
  5. El Mauricio Garcés: Su saludo es “Cómo amanecieron las hermosas compañeras de este grupo?” Se la lleva revisando las fotos y los estados de cada quien y hace comentarios como “Qué guapa amiga Rosita, tan bella como siempre. Ya vi tu foto.” o “Que guapa te veías anoche amiga, no había otra igual”.
  6. El Doctor: Tiene un remedio y una medicina para todo. No hay enfermedad, dolor, malestar, para el que no tenga una cura. La mayoría de sus recetas implican una preparación de tés, infusiones, hervidera, dejar reposar, colar, tomar 4 veces al día, o untar las hojas en la herida, o sobar en el músculo dolorido tres días. Además todos los remedios los promociona como “buenísimo,  la comadre Patricia ya no podía ni caminar, arrastraba los piés. La comenzó a tomar y mira, a los  3 días ya andaba bailando la cadenita”. Por supuesto, ella o él nunca han experimentado sus remedios.
  7. El Viejo Agrio: todo le cae mal. Nada le gusta. Para todo tiene un comentario negativo. Para todo tiene un pero. Varios del grupo han estado a punto de sacarlo, pero no se atreven. Ni tampoco le dicen nada, por pena, y entonces él sigue echando a perder la fiesta. Cuando “el carnita asada” dice “Oigan hay que juntarnos, ya hace rato que no nos vemos” el Viejo Agrio responde “Ya vas a empezar, no sabes otra”.
  8. La Lolita Ayala: Es la que da las “noticias” al grupo. Entra y dice “Oigan ya supieron lo del fulano”? o bien, “Tengo un amigo que dice que el xxxx es joto” o “Dicen que el primo del amigo de Conchita andaba hasta atrás en el palenque”. También usa mucho el “no, no estuvo así, mira yo me la sé mejor, ahi les va”. chismosa pues.
  9. El Buzo: Pertenece al grupo pero nunca participa. No comenta, no responde, no opina, nunca sube una foto, pero esta enteradísimo de todo, se sabe las conversaciones de hace un més y explora constantemente los perfiles de los demás.WHATS 1
  10. La Fitnes: Siempre acaba de llegar del gym de hacer no se cuantas escaleras. O pone “Disculpen, jajaja  tengo como 120 mensajes, jajaja pero es que voy llegando de correr 5 kilómetros y no traía el cel”. Y luego dice “Voy a hacerme un licuado de coliflor con naranja y espárrago, riquísimo, disculpen al rato entro otra vez, bye”. Y todas las demás piensan “Wacala” pero no lo ponen en el grupo, se lo envían en privado entre ellas.
  11. El Polo Polo: El chistoso o chistosa del grupo. De todo saca cura, de todo y de todos se rie. Se le acaban las caritas de risa en las conversaciones. Saca historias cómicas de los sucesos y acontecimientos de los demás. Para él o ella no hay tema serio, para qué, “hay que reirse compañeros, cambien ese pinche carácter y esas caras”. Todos se rien con él, mientras no se meta con uno.
  12. El Master Chef: Sube fotos de comida todo el día. Por la mañana sube una foto de unos hot cakes con tocino y mantequilla, que se ven deliciosos y pone “Aquí desayunando ligero”. Los fines de semana sube una foto de un stake de dos pulgadas en la parrilla que esta chorreando grasita y una cheve al lado “Vamos a ver cómo sale esta receta de familia”. O a media tarde sube una foto de una taza de café humeante con un trozo de pastel al lado “Un tentenpié pa cerrar el día”. Si tienes tantita paciencia, recomiendo que cada vez que suba una foto por ejemplo de un stake, mete en gogle ” Imágenes de stake a la parrilla” y la primera que te saldrá será la que subió. No falla. O bien, las fotos que sube son de hace un año o dos de alguna reunión a la que fue. Y también en esta categoría caben las y los que te dan recetas de todo tipo de platillos, super detalladas, pero que nunca han preparado.
  13. El Pata de Perro: Se la lleva de viaje y nos sabemos todo su itinerario por las fotos que sube a diario. También aquí en esta categoría hay un porcentaje de “fake trip”, viajes falsos o viajes viejos de hace meses.  Y todos encantados “Disfruta tu viaje” “Diviértanseeee!!! qué padre!!”

Estos son algunos de los tipos de compañeros en nuestros grupos. Debe haber más. Todos en algún momento cabemos en alguno, hay que ser sinceros. Son conductas repetitivas lo que define a qué tipo perteneces; son tipos de personalidad que ahí están, las traemos de siempre, pero con las redes sociales han aflorado y se han hecho visibles.

Gracias.

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

SABIA VIRTUD DE PERDER EL TIEMPO.

Hay tantas maneras de perder el tiempo, que perdemos un tiempo valioso tratando de no perder el tiempo. A perder el tiempo nadie nos enseña, aprendemos solos, ni tampoco se nos obliga, pero en algunas personas hasta parece manda.

En cada época ha habido maneras distintas de perder el tiempo, cada época inventa las propias y curiosamente la gran mayoría si no es que todas, son producto de la creatividad y de la innovación.

Hoy en el siglo XXI hemos inventado infinidad de artilugios para perder el tiempo. Uno de los más “útiles” para tal efecto es el teléfono celular. Pasamos horas con el aparato en las manos haciéndonos pendejos. Hacerse pendejo es la más refinada forma de perder el tiempo y también la más antigua, se remonta a los orígenes de la humanidad.

Si en tu celular traes instaladas las aplicaciones de moda como Whatsup, Instagram, Twiter, Pinterest, Facebook, etc. es casi seguro que pasas más de cinco horas al día haciéndote pendejo, es decir, perdiendo el tiempo.

¿Qué utilidad puede tener agarrar el celular a las 6 de la mañana y ponerte a revisar toda la bola de mensajes sin importancia, videos pendejos, memes y fotos que tus contactos y grupos subieron? ! ninguna!, en serio, ninguna. ¿ Te hace muy feliz que de un grupo de 20 personas 18 suban fotitos diciendo “Buenos días grupo”, “Que tengas un buen día” “Que seas feliz hoy”?   y 22 videos con paisajes photoshopeados con colores que no existen y con frases y mensajes motivacionales contando historias de esfuerzo, de dedicación, de felicidad y que se atribuyen a personajes famosos y que en realidad esos personajes famosos jamas dijeron, escribieron o pronunciaron esas frases o esas historias.  Es decir, ¿Eso cambiará tu día?

No me digan que si, porque entonces lo que necesitas es terapia

Patrañas, es pura pérdida de tiempo: Se te hace tarde para bañarte, se te hace tarde para desayunar y sales tarde para ir al trabajo, por estar leyendo pendejadas para que tu día sea mejor. Ya vas tarde, llevas prisa, vas echando madrazos al tráfico y llegas a la oficina encabronada. Ah pero el mensajito que te envió fulanita  merece una respuesta y le escribes: “Esta hermoso, que verdad encierra, gracias por enviarlo, me hiciste el día”.

Pura pérdida de tiempo.

Y luego durante la mañana, entre reunión y reunión, o entre tarea y tarea, agarras vuelo y te enganchas en una discusión que tiene tu grupo de la familia, o el grupo del café, con las ultimas pendejadas de Peña Nieto o con las anunciadas hoy por López Obrador. Oh my God!!! y todos opinan, y todos somos expertos y todos sabemos más que ellos y nos encabronamos más y luego nos reímos y luego nos peleamos con el hermano por baboso porque él cree saber más, etc. etc.

Mas perdida de tiempo. Y luego dices “Chingada madre, voy retrasado con lo que me encargo el jefe” y te apuras y… cometes errores.

Y luego por la tarde agarras el instagram y te pones a ver fotos para ver los vestidos de la Jennifer López o las bolsas y los zapatos de Melania, o para ver dónde anda ahora la bloguera de moda. Y si eres hombre fotos de nalgonas y chichonas en bikini en las playas de todo el mundo. O buscas dietas de las famosas que han bajado 35 kilos en dos semanas y que se ponen unas madrizas en el gimnasio y suben fotos levantando pesas con el entrenador al lado, los dos muy sonrientes con las panzas sumidas aguantando la respiración.

Mas tiempo perdido.

Ah pero estas muy “informado”. Informado de qué? Enfermado es lo que estas. Y lo peor de todo es que nos metemos a esto porque “es la moda”, “es cool”, “si no lo haces estas out”. Si no lo haces eres bicho raro, eres un alienigena recién llegado del espacio exterior y todos dicen para sus adentros “pobre pendejo”. Así es que aunque no quieras o no te guste, ahi estas con los pinches deditos, si quieres ser aceptado y ser bienvenido en éste mundo.

Yo también lo hago, ni crean que no. Pero si hay momentos que me harta este pedo sinceramente. He recibido creo yo unos 450 mil mensajes de buenos días que seas feliz, y unas 800 mil fotos y videos de ciegos que son excelentes para cantar, mochos que son una chingonada para las computadoras, personas sin manos que tocan diez instrumentos con los pies, mudos que son muy buenos pintores, borrachos que se dan un madrazo bailando, persecuciones en helicóptero de un cabrón que se robó un carro en Los Angeles, inundaciones, temblores, terremotos, sunamis, tornados y del poste de la esquina que le cayó a un carro estacionado.

Y saben qué? Sigo siendo el mismo cabrón de toda la vida que pierde el tiempo y se hace pendejo, escribiendo pendejadas.

Gracias hasta mañana.

 

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Cuentos y otras cosas.

En el Reino de la muerte no hay feudales.

El día había terminado, las últimas luces escapaban por el inmenso horizonte de la gran ciudad, los obreros volvían a a sus hogares después de la rutinante tarea, los niños gastaban sus energías !!qué energías!! corriendo por aquí y por allá, las madres se metían a sus cocinas a preparar aromáticas cenas a la familia; los estudiantes universitarios caminaban por las calles con su futuro en las manos, al lado de la ciencia antigua; los coches se arremolinaban en las estrechas avenidas que un siglo antes habían servido para que las familias pasearan los domingos caminando y comentando los actos de los días anteriores, las secretarias –qué lindas secretarias — con sus monos uniformes llenaban las avenidas   engalanándolas y contando los chismes del día-oficina-máquina de escribir-jefe; las fábricas paraban momentáneamente su enajenación para dar tiempo a los overoles-almidón del segundo turno, tomaran su lugar en el engranaje, y el astro rey se ponía rojo de vergüenza y luego ocultaba su cara tras las montañas para dar paso a la blanca cara dela Diosa de la Noche, al tiempo que en la ciudad los focos de atención se encendían para alejar el innato temor del humano a permanecer en la oscuridad.

En la suntuosa oficina del piso más alto del edificio más grande de la ciudad, un suntuoso ejecutivo-panza Arrow-habano caro-pelo albo, ordenó a su secretaria: “Quiero el Mercedes aquí dentro de cinco minutos, y usted puede irse, si lo desea”. Un silencioso “Sí señor” se dejó escuchar por el aparato que establecía una comunicación no del todo deseable.

tres mil segundos después, el aparato aulló de nuevo para decir: “Señor, su Mercedes esta listo, ¿Desea algo más?” La respuesta fue muda, solo un zumbido se proyectó hasta el otro aparato.

El mercedes se abrió paso a fuerza de claxon por entre el tumulto de obreros y lindas secretarias que salían por la puerta comunal, la puerta que nunca vió pasar un panza-Arrow-boca de habano, sino solo uniformes-piernas lindas-pancita de faja-cabello shampoo y overoles-almidón-gorras sudor-manos curtidas-piel morena.

“¿A algún lugar en especial, señor?”. Tan sólo un ademán fue la respuesta. La gorra de chofer se volvió lentamente y siguió su camino por la estrecha avenida en la que caminaban sus compañeros quienes lo saludaban con la mano en alto, pero ruborizaban su cara al descubrir el habano que sobresalía por la ventanilla, y con gesto de sumisión, descubrían las líneas del suelo, las colillas, los papeles, los vasos, los insectos.

Dos ríos de autos más allá, la luz color de fuego hizo que el auto se detuviera, para que otro río de chatarra pasara despidiendo gases contaminantes.

“¡¡ Sigue zopenco!! No te detengas, llevo prisa” “pero señor, no pue…” “¡Que sigas te digo, a mi las luces rojas me la pelan…!” “Pero comprenda señor, no se puede, hacer eso sería como…” “¡Te ordeno que sigas  y debes seguir imbécil!!”

Margarita, Joaquín, Rubén, Lolita, Morales, Gonzalitos y “la ofrecida de compras” transformaban sus caras, ojos abiertos, bocas de incredulidad, llantos, gritos “Sí es él”, “No, traía otro traje” “El anillo de la mano derecha, es el de él” “llamen a la cruz roja” “Ayyy”.

Dos horas se tardaron en sacar al panza-Arrow-habano caro, dos horas inútiles porque la muerte se había adelantado hacía mucho y sin esfuerzo se lo llevó, sin sudar siquiera. Dos horas en que la gorra de chofer estuvo agonizando, para morir sin que nadie se percatara de ella.

 

Monterrey, N.L, marzo de 1979.

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PERSONAJES INOLVIDABLES

“…USTED SIGUE LICENCIADO…” CAPITULO FINAL Y EPILOGO

El 13 de agosto había sido un día igual que los anteriores, con altibajos ya habían pasado 3 semanas de la muerte de Rafael y el Profesor y todos como ya dije tratábamos de seguir adelante, cuando…

Había salido temprano, como a las 5 de la tarde y me había ido a casa. Como a las 6:30 sonó el teléfono, me hablaban a mi. Respondí y era un compañero que me dice:

___Miguel ¡Acaban de levantar a Solorio!!

___!Qué, cómo!! A Solorio?

___Si, parece que un carró le cerró el paso y lo bajaron y se lo llevaron.

___Salgo para la oficina—respondí.

 

Reynaldo Solorio era el Secretario del Consejo. Un hombre muy trabajador, luchón, humilde y aunque su cara era de pocos amigos, en realidad ya tratándolo era excelente persona.

Le cerraron el paso a las 6 de la tarde del 13 de agosto, por la calle 8, unos hombres armados lo bajaron del carro y se lo llevaron. Era todo lo que se sabía.

O sea el numero 1 y el número 2 del Consejo, secuestrados.

De nuevo a revivir todo lo que habíamos vivido hacia apenas tres semanas. Ahora con estupor, con asombro y con mucho coraje, enojo y dolor.

Reuniones, conjeturas. No sabíamos ni supimos nunca si al igual que Rafael, Solorio hubiera sido amenazado. Y si lo fue, nunca lo dijo.

Andaba armado. Traía fajada al cinto una escuadra 45 enorme. Yo la vi, me la enseñó varias veces, y yo la veía enorme en serio, me daba miedo tenerla en la mano. Obviamente no había tenido tiempo de sacarla. No hubo disparos. Todo fue limpio. Lo bajaron, lo subieron a otro auto y desaparecieron con rumbo a la carretera.

Esto ya era demasiado: el Presidente y el Secretario del Consejo con atentados. La noticia corrió rapidísimo a pesar de que en ese entonces no existían las redes sociales.

Se recibió igual llamada del Gobernador, de la Procuraduría, etc. El Gobernador ya estaba molesto, se le estaba saliendo de las manos la situación en Caborca.

Llegaron los Judiciales Estatales y al rato los Federales, el Grupo Jaguar. Todos querían información a detalle de la vida de Solorio, de sus actividades, de sus relaciones. De nuevo se dio lo que se tenía y lo que sabíamos que no era mucho.

Fue un escándalo mediático. Toda la prensa estaba encima al siguiente día y había miles de especulaciones: Le quisieron colgar a él el secuestro y asesinato de Rafael. Que por eso lo habían levantado para silenciarlo, etc etc. Para nada dimos vuelo a esas versiones. Las negamos siempre y no eran sostenibles. Rafael lo estimaba y lo quería mucho al igual que a todos los del Consejo. Había confianza en él, sacaba las encomiendas que se le asignaban. No era una persona que cosechara muchas simpatías, pero eso no importaba, los que lo conocíamos sabíamos en realidad cómo era.

 

Este suceso vino a poner en guardia a todos. Ahora si había que tomar precauciones pues cualquiera podría ser el próximo. Esa misma noche el Consejo decidió poner guardias armados en las casas de todos ellos y en la mía. Desde ese día en el techo de la casa había tres ejidatarios armados y en la calle un pickup con otros dos. Y así en cada casa. Amanecía y se retiraban.

Al siguiente día alguien me entregó una pistola 38 especial, revolver cargada y con otras 6 balas adicionales. Ahora sí la acepté y me la fajé. Tenía miedo se me disparara fajada pero me dijeron que ese tipo de armas era de las más seguras, no había riesgo de que se disparara por algún movimiento o cosas asi.

Y al igual que yo, la gran mayoría de los ejidatarios andaban armados. Te asomabas a los carros y veías los rifles y las pistolas en los asientos. Creo que nunca las autoridades se dieron cuenta de qué tan cerca estuvo aquello de explotar.

Había mucho enojo, ira, frustración y deseos de venganza en el ambiente. Se sentía, se respiraba. Con el que hablabas, quería hacer algo, quería perseguir a alguien o meterle un plomazo a alguien.

 

Comenzaron a suceder cosas raras por esos días.  Comencé a ser más cuidadoso fijándome si algún automóvil me seguía y si alguno duraba más de tres cuadras atrás de mí cambiaba de calle. Si noté que un pickup con vidrios oscuros se paraba a prudente distancia de la casa, no era del barrio, los conocía todos. Duraba mucho tiempo estacionado ahí. Se veía que eran Judiciales.

Cuando llegaba a la casa comenzaba a sonar el teléfono. Respondías y colgaban, a los 10 minutos de nuevo, volvían a colgar y así duraba un buen rato. ¿Qué haces? ¿A quién le reclamas? ¿A quién le preguntas? Al principio no le das importancia, pero conforme comienzan a pasar los días y sucede lo mismo, te comienza a entrar una desesperación, una angustia y junto contigo toda la familia.

 

Unos días después, el Gobernador del Estado habló para decir que quería ir a Caborca y visitar a las viudas del Sr. Muñoz y del profesor Osuna y a la esposa de Solorio. La visita sería dos días después.

El día indicado, el Gobernador llegó y una comitiva fue a recibirlo al aeropuerto local. De ahí se fueron rápidamente a hacer las visitas. Yo no fui a la recepción al aeropuerto, pero me integré en la tercera de las visitas. Era la casa de Solorio. Llegué, me estacioné y como ya estaban adentro todos, yo me quedé afuera recargado en el carro platicando con otros compañeros.

Al rato comenzaron a salir. Cuando salió el Gobernador junto con él venían otros dos personajes que no reconocí, no sabía quienes eran. El Gobernador me vió y se dirigió directo a mi. Cuando llegó me saludó:

___Querido Licenciadooo, cómo esta usted, qué gusto verlo.

___Bien señor Gobernador, aquí aguantando.

___Mire licenciado – me dijo – le voy a presentar al Señor xxx (No recuerdo su nombre pero creo que era algo asi como Quiroz Cuarón o parecido) el es  el mejor investigador  y criminalista que tenemos en el país. Desde hoy él se hará cargo de la investigación de todo este penoso asunto.

El personaje se adelantó y me dio la mano.

___Mucho gusto – le dije yo extendiéndole la mía.

___Y mire  licenciado – continuo el Gobernador – aquí esta el Director de la Policía Judicial Federal. Venimos a garantizarles a las esposas y las familias que estos crímenes no quedarán sin solución. Las mejores mentes y los mejores investigadores están en esto.

El otro personaje se adelantó también y me dio la mano, diciendo:

___Mucho gusto licenciado Méndez – ya me han hablado de usted los muchachos. En lo que podamos servirle por favor dígamelo.

Yo no se cómo en ese momento se me vino a la mente lo de las llamadas, ni sé de nuevo de dónde saqué valor. Le respondí:

___Mucho gusto en conocerlo. Fijese que si, si hay algo en lo que puede ayudarme.

No se lo esperaba y la cara le cambió.

___Dígame por favor cómo podemos ayudarlo licenciado – me dijo.

___Mire – le dije—por favor dígale a sus muchachitos que dejen de estar hablando a mi casa. Es muy molesto. Que no intimiden asi, que busquen en otro lado.

Abrió tamaños ojotes de sorpresa y me dijo:

___¿Cómo dice? Mis muchachos le hablan a su casa?

___Pues no encuentro otra explicación – le dije — llego a mi casa y el teléfono comienza a sonar y cuelgan y asi están un buen rato.

___Le aseguro licenciado que no es mi gente, esas prácticas no son nuestras. Pero qué bueno que lo menciona, déjenos investigarlo. Cuídese licenciado.

 

Dieron media vuelta y se retiraron los tres personajes.

Ese día cesaron las llamadas a mi casa. Jamás volvió el teléfono a sonar y colgar.

 

Unos días después debe haber sido como el 20 de agosto, como a media mañana, me mandó hablar el Comandante de los Federales, que quería platicar conmigo. Como la oficina estaba enfrente de la de ellos, solo crucé la calle y ya.

Cuando me vio llegar dio orden a todos los agentes que nos dejaran solos. Me pasó a una oficina cerrada me indicó que me sentara y él jaló otra silla y se sentó frente a mi.

___Qué tal licenciado, cómo ha estado?

___Bien, todo bien – respondí – inquietos como andamos todos, pero bien.

___Que bueno licenciado – con su acento chilango–. Así andamos todos, el trabajo se nos esta acumulando.

___Dígame Comandante – le dije – que se le ofrece.

Quería terminar rápido, no me sentía agusto en la situación, ni con él. Desde que lo había conocido dos semanas atrás, no me inspiró confianza. Asi es que entre más rápido saliera de ahí, mejor.

___Pues mire licenciado, hemos estado visitando como parte de la investigación a las familias de los señores Muñoz, Osuna y ahora de  Solorio. Pues para ver qué más pueden aportar, ya ve que en estos casos todo es importante, incluso detalles que para alguien pueden ser sin importancia, para nosotros pueden ser claves.

___Sí así es comandante, qué bueno.

___Fíjese que ayer estuvimos con la viuda del señor Muñoz y nosotros queríamos saber de algunas cosas de los negocios, las actividades y las relaciones del señor Muñoz.

 

En ese momento yo pensé que era una mentada de madre hablar con las esposas, estando como estaban y pasando por esa situación, pero no dije nada, sólo lo pensé.

____La viuda del señor Muñoz nos dijo que usted Licenciado era como un hijo para él, que no había otra persona a la que le tuviera más confianza y que si alguien sabía algo ese era usted. Asi es que licenciado –con su acento chilanguísimo – cuéntenos todo lo que sabe ¿no?

___Como qué quiere que le cuente? – respondí.

___Pues todo lo que sabe licenciado. Usted debe saber mucho. Usted debe saber de los enemigos del Señor Muñoz.

___No – le dije – el señor Muñoz no tenía enemigos, tenía puros amigos y muchos, que no ha visto toda la gente que lo quería y que lo llora?

___Si licenciado, pero no se mata a alguien nomas porqué si-

___Si tiene razón comandante, pero precisamente para eso están ustedes aquí.

___Dígame lo que sabe licenciado – insistió.

___No sé nada – respondí.

___Aqui entre nos licenciado, téngame confianza, lo que usted me diga solo lo usaré en la investigación, de aquí no saldrá, dígame lo que sabe.

___Pues no sé que mas quiere – le dije – ya todo lo que sabemos se los dijimos desde el principio, no hay nada nuevo qué agregar.

Se echó para atrás en la silla y se me quedó viendo con cara de diablo. Luego se paró. Y soltó.

___Usted licenciado y el Sr. Solorio eran las personas más cercanas al Sr. Muñoz. El Sr. Solorio como secretario del Consejo y usted como su hijo prácticamente, como su secretario particular. Son los dos que más información tienen.

Hizo un silencio y luego mirándome fijamente me dijo:

___Mire. Hace una semana estaba sentado el Sr. Solorio en esa misma silla y le dije muy claramente “Sr. Solorio, cuídese, usted sabe mucho y usted sigue Sr. Solorio”. Ahora se lo digo a usted licenciado: Cuídese licenciado, usted sigue.

 

Como si me hubieran picado las costillas me levanté y saqué la pistola:

___Mire comandante, yo ando armado y nomas le digo que si alguien me cierra el paso en la calle, voy a soltar balazo y después averiguamos si era judicial o qué era.

Juro que así le dije, no es sueño ni nada por el estilo.

Abrió los ojos y me dijo:

__-Usted no debería andar armado, sobretodo si no sabe usar el arma es muy peligroso… guárdesela licenciado.

___Muy bien — respondí – muchas gracias.

Y salí de la oficina.

 

Afortunadamente no seguí. A la mejor sí seguía. A la mejor sí estaba en la lista, pero por alguna razón, no seguí como me lo anunció el Comandante. ¿Alguien se imagina siquiera lo que es pasar los días con semejante amenaza encima? ¿Y que tengas que disimular con tu esposa, con tu familia, con tus amigos, que todo esta igual y que no pasa nada? Y sales de tu casa y piensas “podría ser hoy”, “a la mejor regreso, no sé”. Es como para volverte loco y salir corriendo. Pero algo me daba fortaleza y mucha, creo que aparte de las oraciones de mi madre, Rafael de alguna manera me calmaba.

 

Mi hermana que vivía en México me habló un dia y me dijo:

___Miguel por favor cuídate, estoy muy preocupada. Mira anoche nos pusimos a orar por ti en una sesión la Oli y yo y déjame que te cuente lo que pasó.

Oli era una vecina de ella que me conocía y era vidente de las buenas, Percibía energías, presencias y leía las cartas. Varios famosos de esa época, artistas de tv, la consultaban.

___Prendimos varias veladoras, las pusimos en el suelo y comenzamos a rezar – continuó mi hermana — y mira no me vas a creer pero cada vez que mencionábamos tu nombre las llamas de las velas se alzaban hasta casi un metro de altura. Me dijo la Oli, “ayy tu hermano esta en un grave peligro, hay que sacarlo”. Y rezamos padres nuestros y aves marías y oraciones especiales, hasta que casi tres horas después las llamas comenzaron a quedarse quietas cuando te mencionábamos. Me dijo la Oli “Ya parece que ya lo sacamos del peligro”. Por favor cuídate mucho.

También eso debe de haber ayudado. Me impresionó y me hizo darme cuenta de que realmente estaba en peligro.

A pesar de todo eso, los días comenzaron de nuevo a ser iguales aunque no lo fueran. Llego septiembre y yo ya estaba inquieto e incómodo con el trabajo. Cada día era más evidente que no iba a encajar en la nueva situación de la Unión, asi es que ya sólo era cuestión de tiempo para que me despidieran.

Mi esposa estaba embarazada, tenía escasamente un més. Nos dieron la noticia en medio de todo ese relajo que estaba yo viviendo. Fue un aliciente más para querer vivir. Estaba amenazado pero quería conocer a mi hijo. De modo que si no era ahí, ya sería en otro lado donde mis servicios fueran necesarios y útiles.

 

A finales de septiembre, por mutuo acuerdo, decidimos dar por terminada la relación de trabajo. Tomé lo poco que era mío y adiós.

 

EPILOGO:

 

Reynaldo Solorio nunca apareció, ni vivo  ni muerto. No hubo nunca un cuerpo, no hubo ni pistas de qué podría haber pasado con él. Fue declarado muerto o algo así años después.

Todo lo que escribí es real, sucedió, no es novela, no lo soñé, no es de una película. Lo viví tal cual. Lo narro en primera persona porque narro mi vida, lo que yo sentí, lo que yo vi, lo que yo oí, lo que yo viví. No estoy narrándola en segunda o tercera persona, porque aunque tengo información y podría con mucha certeza narrar lo que otros sentían y vivían, no es esa mi intención.

Si algún familiar de las personas que aquí menciono, cualquiera de ellas, se siente ofendida o siente que de alguna manera estoy faltando a su memoria o estoy siendo inexacto, les pido disculpas y decirles que no fue esa mi intención en ningún momento. Puede haber inexactitudes pequeñas, en cuanto fechas, días y nada más. Los diálogos, fueron todos en esa tesitura y con esa intensidad; podría haber diferencias en palabras o frases y nada más.

Además de que éste relato formará parte de mis memorias para mis nietos, es también un homenaje a Rafael Muñoz Espinoza, un hombre bueno, noble y limpio que se fue muy joven. Un hombre que así como impactó en mi para el resto de mi vida, impactó, transformó y tuvo influencia en la vida económica, social y cultural de Caborca y la región. Desafortunadamente sólo ha merecido que una calle lleve su nombre y nada más. Las nuevas generaciones no saben quién fue.

Doy las gracias a la familia de mi esposa, sus hermanas y mis suegros porque sin ellos buscarlo, yo los hice parte de este horror, y aguantaron a pié firme, siempre apoyando. Nunca hubo un reproche por parte de alguno o alguna hacia mi persona o hacia lo que estaba viviendo. Fue incómodo, fue tal vez molesto, pero me arroparon como familia, y así ha sido estos 35 años. Gracias.

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“…USTED SIGUE LICENCIADO…” Capitulo IX

“LO VOY A TENER QUE ENCERRAR LICENCIADO…”

De regreso de Santa Ana obviamente iba desecho. El Comandante me cedió el lugar de la orilla, el del copiloto y él se fue en medio. Pienso que fue un gesto amable de su parte porqué asi pude voltear la cabeza hacia fuera y llorar y llorar. La mente en blanco. El impacto había sido muy fuerte, aún veía el cuerpo hinchado, el olorcito y volvía a sacudirme en espasmos. Muchos años después, cuando veía en películas o fotos, escenas similares, me llegaba la imagen y el olor. Ya no. Creo que ya lo superé.

___Nos ayudaría mucho Licenciado que usted nos diera toda la información que tenga y que pueda ser clave para la investigación – interrumpió con eso mis pensamientos, el Comandante.

Debería de haber sido esa una señal para mí. Una alerta. Pero no lo vi en ese momento asi. En los siguientes días me daría cuenta que todas las autoridades creían y pensaban que yo podría tener la clave para desentrañar el crimen. Querían orillarme, casi obligarme a hacer una declaración a su modo. Nunca la hice.

___Si esta bien – respondí yo – pero ya que pase todo esto ¿no?.

El Comandante tomó el radio:

___Numero uno, número uno adelante.

Pasó un rato y se escuchó la voz:

___Numero uno adelante, como va Comandante?

___Ya llevamos al Licenciado de regreso. La identificación fue positiva.

___Bien, proceda conforme a lo indicado, cambio y fuera.

 

El comandante dejó pasar unos minutos que recorrimos en silencio. Luego me dijo:

___Licenciado usted no puede decir nada de esto hasta mañana a las 8 de la mañana.

___ Cómo, qué quiere decir –no entendí bien lo que me dijo.

___Si, tenemos instrucciones de que usted no puede decir nada de esto hasta mañana a las 8 de la mañana – repitió.

___!!Qué, están locos o qué!!—casi brinqué en el asiento — jajajaja es en serio comandante?

___Si licenciado es en serio no es broma.

___Es más de la 1 de la mañana, mi gente me esta esperando y ¿Quieren que llegue y les diga qué? ¿Qué salí a pasear? ¿Qué no era cierto que no eran ellos? O sea no entiendo.

___Lo puedo dejar en su casa licenciado y no se aparece hasta mañana en la mañana.

___Jjajajaja jajajaja me están esperando no entienden!!!?

 

Tomó el radio de nuevo:

___Numero uno, numero uno adelante.

___Adelante

___Ya lo comenté con el Licenciado y se niega a colaborar.

___Entendido. Proceda a lo acordado. Cambio y fuera.

___Entendido.

Volteó a verme y me dijo:

___Licenciado esta es una petición directa del señor Gobernador, él es quien le solicita que por favor se lo reserve hasta mañana en la mañana.

___Dígale al señor Gobernador de mi parte que no va a ser posible, lo siento. Es más deseo gritarlo, que todo el mundo sepa lo que paso. No señor, ni aunque me lo pida el Presidente.

___Pues lo siento mucho pero lo voy  atener que detener y encerrar hasta mañana a las 8.

___ Jjajajajajaja no lo puedo creer. Mira Comandante la cosa esta asi: Si yo no llego en media hora, hay más de 500 gentes esperando, mas los que se acumulen, todos armados, que van a salir a buscarme y donde van a buscar primero es con ustedes, ustedes me hablaron que no?

___  —- (MUDO)

___ Esta bien enciérrenme a ver cómo les va con la gente, pero piensen muy bien los cargos, porque tengo mas de 500 testigos que fui levantado por la Judicial del Estado.

___ —-(MUDO OTRA VEZ)

Ya casi llegábamos a Caborca, estaríamos a unos 4 kilómetros y comencé a presionar.

___Décidete Comandante. Ponte en mi lugar, ¿tu crees que lo voy a poder callar hasta mañana? Tú me hablaste y me pediste que fuera a la oficina y que fuera solo, tengo testigos.Juégatela, qué puede pasar? Que te regañen? Ya vamos a llegar y te aseguro que ahí a la entrada deben estar varios carros de ejidatarios esperando que llegue.

Creo que eso lo hizo razonar.

___Esta bien licenciado, me la voy a jugar contigo. Ahí veré yo cómo lo justifico arriba.

___Muchas gracias Comandante, te la debo.

___No me debe nada — y me extendió la mano.

 

Todos estos años, cada vez que recuerdo esos instantes y esos diálogos, me asombro de dónde saqué el valor para enfrentarme asi a la autoridad y para mandar a la chingada al Gobernador del Estado. Y así me he convencido siempre de que yo en esos instantes ya era otro, la fuerza y la decisión me los reforzó al grado máximo ver al amigo muerto.

Cuando unos minutos después llegué a la oficina, todos esperando y nerviosos con solo ver mi cara, supieron lo que había pasado.

Momentáneamente hubo un silencio doloroso, las caras de  los que estaban en la oficina de Rafael, se desfiguraron. Como si hubiera caído una loza encima de todos. Deben haber sido unos 5 minutos en los que todos trataban de asimilar la realidad. Yo parado sin saber que hacer me parecieron larguísimos esos 5 minutos.

De pronto, se oyeron gritos y carreras afuera. Ya lo sabían o lo habían intuido. Comenzaron las preguntas para mi. Como pude les di detalles de cómo estaban los cuerpos, en qué lugar exacto estaban, dónde tenían los orificios de bala, etc. Etc.

Todavía estuve ahí unas dos horas más y poco a poco me fui haciendo invisible. Todos comenzaron a hacer llamadas, averiguaron dónde trasladarían los cuerpos, si los podían recoger ya, organizar el funeral, etc etc. Y yo me fui quedando fuera de todo eso, sólo observaba y me comenzó a entrar un cansancio enorme, me dio hambre y me dio sueño después de días de mal comer y mal dormir.

Silenciosamente, salí de la oficina, me subí al carro y me fui a la casa. Eran tal vez las 4 de la mañana. Ya había terminado mi labor ahí. Ya no tenía nada que hacer o qué aportar.  Desde ese preciso momento yo me eché dos o tres pasos hacia atrás y dejé que ellos tomaran las riendas de todo.

 

Al siguiente día durante los funerales en misa y en el lugar del Complejo industrial de la Unión donde se hizo una ceremonia a la que asistieron miles de gentes dolidas y agraviadas, a la que asistió el Gobernador, los Presidentes municipales y diputados, etc. Yo me situé en el lugar más lejano posible, hasta atrás de todo, yo no quería protagonismo, ni estar en primera fila. Eso era para otros y esos otros lo hicieron. Algunos ni se habían aparecido los días previos, pero ahora ahí estaban. Vi cómo recibieron al Gobernador, vi cómo se acomodaron en lugares visibles, escuché los discursos. Yo parado hasta atrás, lo más lejos posible al raso del sol, hasta donde llegó el hijo mayor de Rafael, me dio una palmada, nos dimos un abrazo y me dijo:

___Miguel solo quiero saber si sufrió.

¿Qué respondes a una pregunta cómo esa?

___No Memo – respondí con lagrimas – no creo, no le dio tiempo. Tu papa era muy valiente y debe de habérseles enfrentado. Tenía paz en su cara. No estaba golpeado.

___Gracias – me dijo.

Se agachó y se retiró.

 

En los próximos días tratamos de retomar las actividades y comenzamos a cambiarnos a las nuevas oficinas…frente a la Judicial del Estado. Solo la oficina de Rafael la dejamos intacta en el otro edificio. Obviamente los nombramientos de la nueva estructura nadie los mencionó, ni se volvieron a acordar de ellos. Yo callé, no valía la pena pelear por algo que ya no sería igual. Quienes se habían sentido amenazados por la nueva estructura comenzaron a moverse muy rápido y retomaron sus posiciones y entre más lejos me tuvieran para ellos era mejor.

Así me lo había imaginado que sería en los días anteriores, a pesar de toda la actividad que tuve, en algún momento me cayó el veinte de que la estructura nueva y los nombramientos no se iban a respetar y que en particular yo, sería un estorbo para algunos.

Así fue. Pero no dije nada, ni reclamé, ni traté de hacer efectiva la Coordinación General, ni nada. Pasado el desconcierto de los últimos días, las piezas se comenzaron a acomodar en el Consejo y en los puestos Directivos. Preveí una lucha por el poder, me quedaba claro, era algo que ya había visto antes en otras empresas. Los vacíos se llenan y ahí había varios que querían llenarlos.

Unos días después arribó el grupo especializado en secuestros de la PGR, y traían indicaciones de buscarme. Se presentaron conmigo y con el Consejo. Eran unos 8 agentes Judiciales Federales al mando de un Comandante que no recuerdo su nombre, pero si su cara. Todos traían una especie de medallón en el cuello que era como un holograma de acrílico con el cráneo de un felino. Cuando le pregunté a uno de ellos qué era eso, me dijo:

___Es una identificación del grupo. Somos el Grupo Jaguar.

___Ah orale, esta fregón –respondí, a la vez que sentí algo raro, un escalofrío.

Comenzaron las investigaciones y se movían muy aparte de los judiciales Estatales, aunque ubicaron su base ahí y también en una casa que rentaron al otro lado de la ciudad.

Diario trataban de darnos algún resumen de lo que habían hecho. Se estaban moviendo por los alrededores de donde se encontraron los cuerpos, entrevistando a las gentes que vivían en un ranchito cercano; hicieron pruebas con disparos para ver si se alcanzaban a oir hasta ahí, seguían pistas según ellos.

Una noche de tantas nos citaron en la casa donde estaban viviendo y nos aseguraron que ya tenían localizados a unos sujetos y que mañana reventaban el lugar. No pasó nada.

Uno de los agentes comenzó a acercárseme y trató de trabar amistad conmigo. No le di mucha entrada aunque siguió mostrándose amistoso conmigo. Era bromista y me platicaba cosas de su trabajo en otras partes del país.

Ya estábamos en agosto y los días comenzaron a hacerse todos iguales. Llegaban periodistas de todos lados queriendo información para hacer sus reportajes. Preguntaban aquí y allá y armaban sus historias. Yo atendí en esos días a Toño y Juan Luis Duarte, amigos de siempre y con quienes estaba en deuda. Toño fue  tal vez de los únicos periodistas en Sonora que manejaron el caso profesionalmente y tal vez son los que tuvieron acceso a mayor información.

Yo iba y venía de la casa a la oficina, solo, sin preocuparme mucho por lo que pudiera pasar.

A ratos retomaba mi vida de recién casado; vivíamos en casa de los suegros, mientras nos entregaban el departamento que rentaríamos y que aun no estaba listo  había que hacer ahí algunas cosas y me ocupaba en eso también.

Agosto del 84 resultó uno de los más lluviosos de la historia. Grandes tormentas de tierra, de agua y eléctricas llegaban un día si y otro también.  La gente se entretenía en Caborca saliendo a dar la vuelta después de la lluvia para ver los estragos que había causado en la ciudad: Que “se cayo el techo de la oficina tal”, “el árbol de la casa de los xx esta tirado enterito en la calle”, “en el edificio tal entró el agua hasta las rodillas”, etc etc. Pero en el campo, en agosto las lluvias resultaron un desastre y una tragedia para los ejidos que estaban preparando pasa. Todavía a algunos los agarró el agua con la uva tirada en los surcos en el papel. Lllegaban las lluvias y la pasa terminaba al final del surco enterrada en metros cúbicos de tierra. Se rescataba lo que se podía, casi nada, pues requería muchas lavadas en la planta procesadora.

 

Las actividades iban tomando su ritmo “normal”… hasta donde se podía. Yo seguía recibiendo llamadas de amigos de Rafael de la ciudad de México y pedían hablar conmigo porque a algunos los conocía y otros sabían de mi por sus secretarios particulares o por Rafael mismo.

Uno de los que estuvo al pendiente desde el primer momento y me hablaba seguido era el Diputado Federal, Ricardo Castillo, de San Luis Río Colorado. Muy amigo de Rafael y de todas las confianzas, era Cenecista también.

Un día hablando con él por teléfono, me dijo:

___Licenciado, qué vas a hacer ahora? Ya no hay mucho para ti ahí, verdad?

___Pues en realidad no lo he pensado Diputado.

___Bueno – me dijo – cuando quieras vente a México conmigo  y aquí encontramos qué hacer, vente aquí a mi oficina.

___Pues muchas gracias Diputado, no lo sé, pero yo le aviso.

En realidad no me había planteado aún qué seguía. Intuía que probablemente comenzaría a “estorbar” a algunas gentes. Pero decidí seguir a ver qué pasaba, yo seguiría trabajando en los proyectos y en mis responsabilidades.

Cuando pensábamos que todo había ya terminado y tratábamos de darle vuelta a la hoja… otro suceso vino a sacudirnos…

CONTINUA MAÑÁNA

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“…USTED SIGUE LIENCIADO…” Capitulos VII yVIII

“NECESITO QUE VENGA A LA OFICINA… SOLO”

Sentados en la oficina de Rafael, cuatro miembros del Consejo y yo comenzamos a definir qué hacer. Alguien dijo “hay que llamar a todos los comisariados, vamos a necesitar gente”, alguien más, “hay que organizar una búsqueda” otro dijo “No puede ser cierto esto, debe haber una razón, debe estar en otro lado Rafael, qué tal si se descompuso el carro y se fueron con alguien mas”. Eran como palabras de consuelo, como queriendo borrar una realidad que te golpeaba.

Todos salieron y fueron a sus casas, creo yo. Yo me quedé ahí, no recuerdo haber comido ese día. Como a las 4 de la tarde llegaron los Judiciales del Estado, alguien les había avisado ya del secuestro, pidieron hablar conmigo, nos encerramos en la oficina, mil preguntas, cómo era, cuáles eran sus costumbres, si no tenia alguna novia con la que podría estar, quién iba con él, si tenía enemigos, si había recibido amenazas, quién lo había amenazado, porqué, si andaba en tratos con narcos, si tenía enemigos entre los ejidatarios, si debía dinero, etc etc.

Respondí lo mejor que pude y se fueron.

Para las 6 de la tarde ya se había corrido la noticia y comenzaban a llegar ejidatarios de todos lados, ya afuera de las oficinas había más de 200, todos preguntando, todos queriendo saber qué hacer, cómo ayudar.

Afortunadamente, Miguel Encinas, Roberto Díaz, Pascual Avila y otros comenzaron a organizarlos. Se delineó un plan de búsqueda por toda la región desde Caborca a Santa Ana por el sur y hasta Sonoita y Peñasco por el norte, hasta el Desemboque y Puerto lobos por el poniente. Todos los caminos, todas las carreteras serían cubiertas. Carros y gente que quería participar sobraba.

Con un plano en la mesa se acordó mandar una partida de cuatro autos con cinco gentes cada uno que iban a recorrer la carretera Caborca – Santa Ana parándose cada tres kilómetros a buscar a  la orilla de la carretera hasta unos 20 ò 30 metros. ¿A buscar que? Algo, algún carro, huellas, indicios…cuerpos. Preguntar en los ranchos, en las casas. Se acordó que lo mismo se haría en todos los caminos de ida y vuelta por ambos lados: Carretera a Peñasco, carretera a Sonoita, camino al Arenoso, camino a Lobos, carretera a Sáric, camino a Puerto Libertad, al Desemboque.

Me consultaban, me pedían parecer y decía que si, adelante. La noche ya iba a caer pero eso no importaba iban preparados, tanques llenos, gasolina extra, lonche pa el camino y armas, todos iban armados.

Cuando vi las armas me asusté y aunque no estaba de acuerdo no lo dije. No me hubieran hecho caso. Armas de todo, revolver, escuadras, rifles, escopetas, 38, 45, 30-06, machetes, cuchillos y lo que tenían a mano.

Comenzaron a salir y ni se notó, se fueron más de 200 pero quedaron otros 500 que ya estaban afuera y querían hacer algo.

A veces había gritos de desesperación, de frustración, gritaban nombres diciendo “¡!!Chinga tu madre fulano de tal, nos la vas a pagar, cabrón te vamos a mataaaar!!!” Yo los oía y sólo pensaba en que cualquier cosa podía prender una chispa que llevara a algo peor. Dios guarde la hora una balacera aquí, pensaba.

Para las 10 de la noche comenzamos a mandar el mensaje que se fueran a dormir a sus casas, que regresaran mañana temprano, que ya no había más que hacer por hoy. En realidad queríamos desactivar el tumulto que comenzaba a enardecerse. Afuera estaban los judiciales y la policía Municipal y ya alguien les había gritado que qué hacían ahí buenos para nada.

Salieron los viejos, hablaron con ellos y afortunadamente se comenzaron a retirar. Quedaron unos 50 que se autonombraron de “seguridad y protección del edificio” y de los que estábamos adentro. Tampoco recuerdo haber cenado, debo de haberlo hecho.

Cada cierto tiempo se oía por el radio la voz de alguien que se reportaba: “fulano de tal, desde el kilómetro tal, camino a X… sin novedad” Y así prácticamente toda la noche.

No fui a dormir a mi casa. Me mantuve con café toda la noche. Y ahí estuvieron la mayoría de los empleados. Nadie quería irse.

Nos amaneció el 27 de julio. Rafael ya tenía en realidad dos días desaparecido. Nos habíamos dado cuenta ayer, pero desde antier estaba desaparecido en realidad. Fui a la casa a bañarme y desayunar, con el ánimo por los suelos. Fue la primera preocupación que le dí a mi esposa, recién casados. En 35 años han venido muchas más y las ha aguantado a pié firme. Pero esa a sus 19 años fue la primera y mas grave creo yo. Los periódicos traían la noticia en primera plana, toda la familia me hacía preguntas que no podía responder.

Llegué a la oficina de regreso y ya había una multitud de nuevo. Ya habían regresado casi todas las partidas de búsqueda y no había novedad de ningún tipo.

Me encerré a contestar llamadas que comenzaron a llegar de todo el país: funcionarios estatales, diputados locales, diputados federales, senadores, funcionarios de gabinete nacional, autoridades, amigos y un etcétera enorme. Todos ofrecían apoyo, lo que se necesitara. Yo respondí a muchas y los del Consejo a otras tantas.

Habló el gobernador diciendo que mandaría un grupo especial de la Judicial del Estado para la investigación y que se haría todo, todo lo que estuviera a su alcance. Que ya había solicitado apoyo a la PGR y que estaba en camino un grupo especializado en secuestros. Llegando me buscarían.

El hermano de Rafael, Félix, ya estaba ahí. Ya habían mandado por la esposa y la familia a Obregón, ya venían en camino.

Organizamos una búsqueda ahora por aire utilizando los dos aviones de la Unión y otros dos privados. De nuevo se peinó toda la zona, los caminos, los ranchos, las cañadas, los ríos los arroyos.

Los policías entraban y salían. Ya habían trasladado el carro de Santa Aana a Caborca y ya habían tomado huellas. Se había levantado el pickup que estaba estacionado en el callejón de la Volkswagen y de donde uno de los secuestradores sacó algo. Yo no quise decir nada, pero un día antes me les había adelantado. En el espacio entre que nos avisaban del carro en Santa Ana y esperábamos, me fui con otro compañero hasta donde estaba el pickup, lo abrimos, abrimos la guantera y sacamos la tenencia, vimos el nombre y la volvimos a dejar.

No había nada más fuera de lo normal. El nombre lo tengo grabado y la dirección era de Hermosillo. Como calculamos, había sido reportado robado, asi es que no había mucho que hacer por ahí.

El resto del día me parece ahora a la distancia que se me hacía como una acordeón. A ratos me parecía que avanzaba el tiempo muy lento y a ratos me parecía muy rápido. Llegó el grupo especial de la judicial del Estado y de nuevo mil preguntas, pero ya no los atendí yo. No tenía ganas ni fuerzas. No había dormido el día anterior, casi no había comido, pero la adrenalina te mantiene de pié.

Salía a fumar y trataba de estar solo para pensar y poner en claro las cosas, pero no podía, inmediatamente me abordaba alguien. La prensa ya estaba encima, yo atendí en el día a varios, sin dar más información que la que se sabía públicamente, es decir: Pensábamos se trataba de un secuestro, no sabíamos ni el motivo ni quién podría haberlo cometido. Qué estábamos haciendo? Buscarlo con el apoyo de las autoridades.

De ahí no nos sacaron. Una noche antes nos habíamos puesto de acuerdo el consejo y los directivos de qué podíamos y qué no podíamos decir y quién de preferencia sería el vocero.

Me daba vueltas en la cabeza constantemente que yo podría haber estado también secuestrado. Si el Profesor no hubiera llegado ese día, si  el profesor no hubiera ido a ver a Rafael a su casa en la noche… de seguro hubiera sido yo.  Se me enchinaba el pellejo, los pelos se me ponían de punta cuando lo pensaba, me recorría el cuerpo un escalofrío de cabeza a piés.

Mi familia, estaba preocupada, me hablaban de San Luis mis papás, de Hermosillo mi hermano, de México otra hermana, y todos todos estaban preocupados por mi. Les respondía que estaba bien, pero que no podía comunicarme seguido, que yo lo haría cuando pudiera.

La gente seguía aglomerándose dentro y fuera de las oficinas, todos armados, a la vista de todo el mundo, no les importaba que las armas se vieran.  Temía en verdad que algo desatara la ira y no pudiéramos parar aquello. Alguien llegó y me dijo:

___Lic. Aquí le traigo esto, por favor para que se cuide.

Era una pistola 9 mm. La rechacé, no sabía ni cómo agarrarla.

___Tienes que cuidarte –insistió – tu mas que nadie. Pueden venir por ti Lic.

___Todo esta bien – respondía.

La verdad es que no tenía tiempo de pensar en ello. No quería darle hilo a esa posibilidad. Era real pero no quería verlo asi.

Decidimos dejar todo en manos de las autoridades y que ellos investigaran y siguieran pistas y recorridos y todo eso. Fue una manera de desactivar los ímpetus de la gente que estaba afuera. Les pedimos que dejaran todo a las autoridades, que no se interpusieran, que no estorbaran. Hubo protestas, pero lo aceptaron. Teníamos miedo que gente nuestra se encontrara con los Judiciales en el monte o en algún otro lugar y se confundieran ambas partes. Hubiera sido el acabose.

La oficina de Rafael se convirtió en el bunker en el que permanentemente entraban y salían los del Consejo y algunas otros de confianza. Yo los acompañaba casi todo el tiempo. Veíamos posibilidades, se analizaban los últimos días, de 15 días para atrás, qué había hecho Rafael, dónde había estado, con quién había tenido citas y reuniones; platicamos de la situación con nuestros socios de la ARIC, con los socios comerciales, etc. Se hacía alguna llamada para aclarar algún dato.

Todos teníamos nuestras sospechas, pero no las expresábamos públicamente. Si de repente nos quedábamos solos dos, o nos encontrábamos fuera dos a solas, compartíamos nuestras creencias y sospechas, lo platicábamos, sacábamos conclusiones.

Si de repente nos acordábamos de algún dato, fecha o reunión que considerábamos importante corríamos a compartirlo con los otros.

Con el correr de las horas, y aunque no quisiéramos, los datos y las evidencias nos fueron mostrando un perfil, una línea; se fue dibujando una situación a la que no había necesidad de ponerle nombre, porque nos fue resultando evidente.

Aún así no queríamos aceptarla. Nos negábamos a que fuera cierto. Nos parecía demasiado increíble.

El día 28 de julio fue igual anterior, ahí encerrados, platicando, esperando, respondiendo llamadas, del Gobernador, del Procurador, del Director de la Judicial, del Presidente Municipal, de Secretarios de Estado, de la prensa.

La prensa comenzaba a manejar línea política en el caso y la línea del narco que estaba asentado en Caborca. No dimos vuelo a ninguna de esas versiones. Las negamos una y otra vez, pero tampoco mencionamos la que nosotros creíamos más factible. Nunca hay que mostrar las cartas.

Por la noche de ese día, seguíamos en la oficina eran como las 9 y media de la noche cuando sonó el teléfono directo, alguien respondió y me dice:

___Licenciado quieren hablar contigo.

Tome el aparato y respondí. Escuche que del otro lado una voz me dice:

___Licenciado Mendez?

___ Si yo soy, quién habla?

___Soy el Comandante Tal (Omito el nombre) estoy a cargo de la base de la Judicial aquí en Caborca.

___Ah si comandante, digame.

Cuando los demás oyeron que dije Comandante, en automático se callaron, se hizo un silencio repentino.

___Oiga Licenciado – me dijo – necesito que venga a la oficina, necesito hablar con usted.

___¿A esta hora comandante? ¿Es muy urgente?

Todos me hacían señas de “qué quiere”

___SI Licenciado –respondió – es urgente y delicado.

___Y tiene que ser conmigo? – pregunte.

___Si me dijo y le voy a pedir que venga solo, que no lo acompañe nadie.

___Ok , salgo para alla.

Cuando colgué me dicen:

___Quien era.

___El comandante Tal, quiere que vaya a la oficina.

___¿Para qué, qué quiere?

___No me dijo, nada mas me dijo que es urgente y que vaya solo.

___Soloooo? – dijeron casi todos al unísono – ¡!esta loco.!!

___Ni madre – dijo otra persona –solo no vas a ir licenciado.

___¿Y qué hago? – respondí.

Hubo una pequeña discusión. “No no que no vaya”, “mejor que vaya Roberto con él”, “Solo y a esta hora?, no ni madre, que lleve escolta”.

___Pues fue muy claro en que es urgente y que vaya solo –repetÍ.

___Esta bien –dijo Don Panchito – ve solo, pero irá un carro con gente siguiéndote.

___Esta bien – acepté.

La solidaridad y la unión que sentí en ese momento me dio fuerzas. Después de todo ahí estaban ese grupo de personas, de ejidatarios dando su apoyo y protección, me consideraban ya uno de los suyos.

Me subí al carro y emprendí camino a las oficinas de la judicial del Estado, eran casi las 10 de la noche. Hay que recordar que no había celular en ese entonces. Lo que pasara, se sabría hasta mi regreso… si regresaba.

Otro auto pickup me seguía con cuatro personas armadas.

“!CHINGA A TU MADRE. PREGÚNTALE A ELLA, CABRÓN!

CAPITULO VIII

A esa hora y en Caborca y en 1984, debo de haber hecho 10 minutos a las instalaciones de la Judicial. Llegué me estacioné y al bajarme vi que ya estaba afuera el comandante acompañado de dos agentes. Voltié hacia atrás y vi que el carro con mi gente se estaba estacionando a prudente distancia.

___Buenas noches Comandante – saludé.

___Le dije que viniera solo licenciado – fue su saludo.

___Pues es que no me mando solo, Comandante. No me dejaron venir solo.

___Quién no lo dejo? –preguntó como retándome.

___Pues como 500 gentes que hay ahí afuera del edificio – le respondí.

“A mi no me vas a asustar cabroncito”, pensé.

___De qué se trata Comandante – le dije.

___Mire Licenciado, queremos que nos acompañe, encontramos dos cuerpos, cerca de Santa Ana y necesitamos que los identifique. Estamos casi seguros que son ellos, pero necesitamos su identificación.

Se me vino el alma al suelo. Me comenzó a dar vueltas todo y casi me desmayo. Me sostuve en pié y con la mejor voz segura que me salió le dije:

___Y qué hay que hacer.

___Pues que nos acompañe, los identifica y luego lo traemos de regreso. Y dígale a sus compañeros que no nos sigan.

___Ok – le respondí. Y me fui caminando a donde estaba mi gente y les dije:

___No puedo decirles mucho, solo que voy a Santa Ana a ver unos cuerpos que es probable sean ellos. No nos sigan por favor.

Se quedaron mudos, no me respondieron nada. Me di media vuelta y caminé hasta el pickup del Comandante y me subi.

Agarramos por toda la calle Obregón rumbo a la carretera. Cuando pasamos por las oficinas de la LEA, le señalé hacia allá y le dije:

___Ya vió cuanta gente hay Comandante?

No me respondió. Había fácil unas 300 o más personas armadas.

Agarramos carretera en silencio. Un agente manejando, yo en medio y el Comandante en la orilla junto a la otra puerta.

Las ideas y pensamientos se me arremolinaban en la cabeza. Ojalá no sea Rafael. Y si es, ¿Qué voy a hacer? Nunca he visto un muerto, mucho menos un asesinado. ¿Cómo iré a reaccionar? Pero no, no puede ser,  seguro que no es. A la mejor los confundieron ahorita en la noche. ¿Y si todo esto es un pretexto para chingarme a mi? En la madre, no lo había pensado. ¿Y si estos cabrones me matan a mi? ¿Y si tienen ordenes de desaparecerme? No no creo, todos vieron que me fui con ellos. Chingale, Diosito protégeme, que sea lo que tu indiques, pero por favor no indiques que me maten, por favor.

Una voz me sacó de mis pensamientos. Era una voz en el radio del carro en el que íbamos.

___Comandante, comandante adelante.

El Comandante agarró el radio y respondió:

___Aquí el Comandante, adelante.

___Comandante aquí el numero uno, ¿Cómo va con la operación?

___Todo bien, Jefe, aquí llevamos ya al Licenciado.

___Muy bien procedan como acordamos. Cambio y fuera.

Al escuchar esa conversación, creo que comencé a temblar. Lo primero que pensé fue, es cierto estos cabrones me van a chingar.

La frase “todo bien, Jefe, aquí llevamos al licenciado” me resonaba en la cabeza. Y luego la respuesta: “muy bien, procedan como acordamos”. Para mi estaba mas claro que el agua: Me iban a matar, sin duda. Temblaba todo.

El Comandante debe haberlo notado. Me dijo:

___Tranquilo Licenciado, no pasa nada. Todo va a estar bien.

No respondí. No pude aunque abrí la boca para hacerlo.

___¿Alguna vez ha visto un muerto asi? – me preguntó

___No — le dije – nunca. No me gustan ni los velorios.

___Mire –me dijo—le voy a explicar. Es muy sencillo: Los cuerpos están en el monte, parece que tienen varios días ahí. Ya ahorita no apestan porque ya les echamos cal, bueno podría haber poco olor. Usted va a llegar, se va  acercar y nos dirá si son el Sr. Muñoz y el Profesor Osuna. Es todo. Luego lo traemos de regreso.

El resto del camino, unos 40 minutos, fueron en silencio y se me hicieron eternos. No es nada agradable ir en un pickup a las 11 de la noche, en medio de la oscuridad y en medio de dos Judiciales. Es para muy hombres creo yo. En esos momentos debo de haber crecido y madurado años, muchos años. Mi vida se me presentaba a retazos hasta llegar a esa situación y me preguntaba ¿Qué estoy haciendo aquí? Podría estar en casa durmiendo con mi esposa.

___Puede fumar si quiere me dijo el Comandante.

Me eché unos cuatro cigarros uno tras otro. Eso me calmó la ansiedad.

Al rato vimos unas luces en medio del monte como a unos dos kilómetros y muchos pickups y luces de patrullas.

___Ya llegamos — me dijo.

Era más o menos el kilómetro 9 de Santa Ana a Caborca.

Entramos al monte unos 60 metros. Nos estacionamos y bajamos.

“Buenas noches, buenas noches, buenas noches” se oía. Algunos se acercaron a saludar de mano. Había unos 50 agentes entre Judiciales, Federal y Municipales.

___Aca están Licenciado, venga – me dijo el Comandante y casi me arrastró hacia el lugar.

El corazón se me salía del pecho. La sangre se me agolpaba en la frente, la boca seca. Saqué un cigarro y lo prendí tembloroso.

___Mire aquí están—y me señaló los bultos en la tierra.

En ese momento se encendieron unas fuertes luces iluminando la escena.

En cuanto los vi dije:

___SI SON – y me voltié a otro lado y quise devolverme.

___No Licenciado, espérese. Tiene que verlos bien, acérquese. Mire bien, acérquese le digo.

Me acerqué y claramente los ví. El cuerpo del Profesor Osuna de espaldas y el de Rafael boca arriba, con medio cuerpo casi arriba de el del profesor. Estaban muy hinchados, las camisas a punto de reventar.

___Mire Licenciado—explicó el Comandante – el Sr. Muñoz tiene un balazo en el pecho, otro en el abdomen – y los señalaba – otro en la palma de la mano izquierda, pero este pensamos que es el mismo que tiene entre los labios y la naríz, debe haberse querido cubrir y levantó la mano y le atravesó y se impactó en la cara. El profesor tiene uno en el pecho que le atravesó hasta la espalda, uno en el abdomen y otro en la cabeza.

Yo veía pero no veía. Cada vez que abría los ojos veía el rostro de Rafael y volvía a cerrarlos.

Le grité_

___!!YA, YA, ESTA BIEN, SI SON ELLOS, YA LOS VÍ!! – y me retiré unos metros hacia otros autos. Sentí que iba a vomitar, me agarré el estómago, pero no salió nada, pura bilis. No traía alimento desde hacia muchas horas más de 12 yo creo.

Me recargué en la caja de un pickup a reponerme, las lagrimas se me amontonaban en los ojos pero no terminaban de salir.

Nunca falta el pendejo con iniciativa. Se me acercó un Judicial joven y como haciéndose el buena onda me dijo:

___¿Y usted Licenciado quien cree que se los haya echado?

Sentí que el dolor se me transformaba en coraje, sentí que me subía fuego de los pies a la cabeza y le respondí suficientemente fuerte para que oyeran todos:

___Chinga tu madre!!! Pregúntale a ella cabrón!!!.

Se hizo un silencio y un compañero lo agarro de los hombros y se lo llevó.

El Comandante se apresuró y dijo “Vámonos Licenciado, ya terminamos aquí”.

A la distancia veo que hay tantas cosas que debería de haber preguntado en ese momento pero no lo hice por el dolor que sentía primero, por la impresión de ver a mi amigo muerto y por la inexperiencia. ¿Quién los encontró? ¿A que hora, cuándo? ¿Cuánto tiempo tenían ahí? ¿Porqué no levantaron los cuerpos y se los llevaron a medicina forense? ¿Porqué tenía que ir a identificarlos ahí en el lugar? Tenía que ser esa noche? No podrían haber levantado los cuerpos y citarnos en la mañana? ¿porqué tenia que ser yo? ¿porqué yo y además solo?

Perdóname Rafael por no haber hecho bien la tarea. Estoy seguro que tú en mi lugar habrías preguntado eso y mucho más. ¿Porqué Rafael tuve que ser yo? Cualquiera del Consejo, cualquier Ejidatario te conocía mucho pero mucho mas que yo. Cualquiera de ellos podría haber hecho la identificación. ¡Porqué yo chingada madre! Porque en ese momento de mi vida, iniciando una nueva familia. Dios pone las cosas, dice mi esposa, y no se equivoca tienes que aceptarlas como vengan. Lo que yo sé y me quedó claro, es que yo ahí cambié, ahí me transformé. Me baje siendo un Miguel Méndez y me subí al pickup de regreso, siendo otro. Mi forma de pensar, mis creencias, mis actitudes, mi ser, mi alma, mi corazón, mi forma de razonar, cambiaron para siempre.

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