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RECUERDOS Y NOSTALGIA

EL CINE PITIQUITO.

Y después del día de posada en la escuela primaria, con lo cual se cerraba el ciclo  escolar agosto-diciembre, pues comenzaban las vacaciones cortas. Eran menos movidas que las de verano, pero aún así encontrábamos la manera de hacerlas divertidas y para nada aburridas. El frío nos limitaba un poco, pero no mucho en realidad, lo único que podía mantenernos en casa era un resfriado de esos que echas agua por la naríz, y a veces ni eso nos detenía.

Entre los 9 y los 13 años, es decir antes de que te comenzaran a “preocupar en serio” las muchachas, lo que hacía en el día era salir a la calle e ir a casa de alguno(s) de los amigos a ver si salían (Lo que siempre sucedía) y rápidamente nos juntábamos 4, 5 y a buscar qué hacer.

Don Raúl Reyna tenía el Cine Pitiquito que daba funciones dobles, los martes, jueves, sábado y domingo de cada semana, por la noche. Durante el día, el cine permanecía cerrado… pero no para nosotros. Todavía hoy cuando nos juntamos, recordamos con agrado y muertos de risa todas las anécdotas y las aventuras que vivimos durante años en el cine cerrado durante el día. Era el lugar perfecto porque podíamos hacer lo que quisiéramos a puerta cerrada y sin frío en el invierno; además en el centro del pueblo.

De chamacos, los juegos en el cine eran, las escondidas, los encantados, a los tejanos, (Vaqueros) y hasta beisbol corriendo entre las bancas ; un poco más grandes, nos metíamos a fumar a escondidas o simplemente a platicar charras. Y más grandes aún, cuando las hormonas comienzan a inquietarte, nos metíamos a tomar, a fumar y a ver las mejores escenas de las películas para adultos americanas o mexicanas, las de Meche Carreño, Isela Vega y algunas por el estilo. Hacíamos coperacha para comprar una botella de ron San Marcos o Bacardí o bien cerveza. Teníamos 15 años.

Yo no se si Don Raul  Reyna se daba cuenta y se hacia el loco; creo que no, porque conociéndolo nos hubiera agarrado a cintarazos mínimo o se hubiera quejado con nuestros papás; algunas veces nos agarró adentro pero si su nieto Jorge Cota que era de la bola, andaba ahí, salía èl  a “recibir” a su Tata Raúl y los demás poníamos la mejor cara de niño bueno que teníamos super ensayada; Nos veía, nos preguntaba qué andábamos haciendo, le respondíamos que ayudando a limpiar y recoger la basura de la función de la noche anterior, hasta escoba agarrábamos, y nos dejaba y a lo suyo. Normalmente conocíamos sus horarios a la perfección: Entre 10 y 11 de la mañana llegaba para recoger las películas ya vistas o bien para bajar las nuevas que habían llegado. Si Jorge no andaba con nosotros no había problema normalmente el “Cacaro” del cine o el que hacía el aseo, eran amigos nuestros y entonces si, el grito era “ahí viene Don Raúl” y a correr todos a escondernos, unos tirados entre las bancas, otros detrás de la pantalla y otros en el techo; un silencio absoluto, sepulcral, no se oía nada. Entraba Don Raúl y caminaba y jamás nos encontró escondidos. Salía Don Raúl,se iba y los gritos y risas comenzaban.

Pasamos muchos inviernos y muchos veranos también en el interior del Cine Pitiquito, crecimos, de niños a pubertos y luego adolescentes, jóvenes. Conocimos cada rincón del edificio, cada butaca, aprendimos a prender las máquinas proyectoras, aprendimos a cortar y pegar rollos de película con acetona para las uñas y aprendimos sin saber que eso era, a editar películas, pues si queríamos hacíamos que Nacho Carrasco cortara y pegara escenas que no correspondían sólo para divertirnos y reirnos; luego se volvían a pegar a la perfección los rollos, usando sólo una navajita guillete y un frasquito de acetona.

Vimos en “función privada y exclusiva”, algunas películas antes de su estreno en el Cine Pitiquito; nos hicimos amigos y compañeros de Pedro Infante, Jorge Negrete, Arturo de Cordova, Prudencia Grifell, Sara García, Luis Aguilar, Miguel Aceves Mejía, Cesar Costa, Enrique Guzmán, Angelica María, El Santo, Blue Demond, Huracán Ramírez, Jerry Lewis, Jane Fonda, Robert Mitchum, John Wayne, Cleant Eastwood. Crecimos con ellos, actuaron para nosotros en privado muchas veces, los considerábamos parte de la familia casi casi. A veces pensábamos que si les hablábamos a los actores, ahi en la pantalla, nos responderían y nos saludarían y nos reconocerían. Así de nuestros los considerábamos.

Yo no imaginaba ni en los sueños más locos, que unos años después estudiaría Comunicación y llevaría la materia de cine y en ella volvería a ver muchas de esas películas, pero ahora debía analizarlas, desmenuzarlas escena tras escena, analizar los personajes, analizar la actuación, la dirección, la iluminación, la fotografía. Fue un felíz reencuentro con mis amigos de la pantalla y con mis amigos de mi pueblo, pus cuando veía esas películas en clase en Monterrey, inevitablemente terminaba con la mente en el Cine Pitiquito, con mis amigos al lado. Afortunadamente me las sabía de memoria las películas, muchas las vi más de cinco veces.

Para ese grupo de amigos, que no éramos muchos porque el cine no era para todos, era de nosotros, el Cine Pitiquito significó mucho más que una sala de proyección de películas, ahi dejamos parte de nuestra vida y ahí nos hicimos grandes prácticamente.

Agradezco a Don Raúl Reyna el haber sostenido lo más que pudo el Cine, antes de cerrar definitivamente. Sé que fue una difícil decisión que dolió a toda la familia pero tal vez el nunca supo que había un grupo de chamacos traviesos a los que nos pudo y nos dolió mucho más. Al cerrar, se cerró un capítulo en nuestras vidas, en nuestras almas.

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RECUERDOS Y NOSTALGIA

LAS NAVIDADES DE AQUELLOS TIEMPOS.

Asi como las vacaciones de verano, “las vacaciones largas”, significaban libertad y aventuras y juegos de beisbol sin fin, para la chamacada del pueblo, también las vacaciones cortas, o sea las de navidad, tenían lo suyo.

Como todos en el pueblo cursé mi primaria en la escuela José Carmelo. Un nombre que para mi no significaba nada, sólo el dibujo de la cara del viejito que venía estampada en el escudo escolar que debíamos portar en las ocasiones especiales como los lunes cívicos y los desfiles. Siempre me pregunté quién era josé Carmelo y nunca nadie me lo dijo, ni te lo explicaban en clase; muchos años después encontré la respuesta a ambas cosas: Quien fue José Carmelo y porque nunca nos explicaron su biografía. Tuvo una vida interesante y un evento marcó su “olvido” intencional, para muchas familias del pueblo. En otra ocasión contaré algo de eso.

Unos días antes de salir de vacaciones de navidad, en la escuela se comenzaba a sentir el ambiente navideño y un poco más festivo. Hasta donde se podía, porque no había recursos, los maestros y maestras trataban de “adornar” el salón con motivos navideños, dibujitos de paisajes nevados que nos parecían tan lejanos y tan inexplicables en medio del desierto; medias echas en casa, de esas que se ponían en la chimenea decía la tradición; todo pegado en puertas y paredes.

Dos eventos nos indicaban que la navidad ya estaba a la vuelta de la esquina: La rifa del intercambio de regalos en el salón sacando cada quien un papelito para ver a quién te tocaba regalarle y poner el “arbolito de navidad”. Y lo pongo entrecomillado porque nuestros arbolitos de navidad eran una adaptación de los que veíamos en los dibujos, en las tarjetas de navidad y en las revistas.

Como vives en el desierto, es obvio que no hay pinos para poner de navidad. La solución era muy sencilla. La escuela estaba y está aún, ubicada en las faldas del cerro  más alto del pueblo lleno de mezquites, palo fierro, palo verde, choyas, sahuaros, torotes. Entonces el maestro seleccionaba a cuatro o cinco alumnos y les encargaba la comisión consistente en ir a buscar, cortar y traer el “arbolito de navidad” al cerro. Unas tres veces me tocó estar en ese selecto grupo. Significaba mucho para nosotros; significaba confianza y aprecio del maestro, seguridad de que lo harías bien, y sobretodo, significaba que ya “eras grande”.

Y ahi vamos los cinco seleccionados para tan importante tarea y nos lo tomábamos muy en serio; tenía que ser un arbolito que les gustara a todos en el salón, lo suficientemente grande para que se viera bien pero no tanto como para que no pudiéramos cargarlo. Caminando llegábamos al cerro, comenzábamos a subirlo y mas o menos a la mitad comenzaba la búsqueda. El árbol preferido era el torote por varias razones: No tenía espinas, en esa época del año permanece con hojas aún verdes, tiene normalmente un buen tronco liso como para meterlo en un bote y que se detenga parado, y lo más importante, el olor, el aroma que despide, que para nada se parece al aroma de los pinos, pero que para nosotros si y una vez en el salón de clases inundaba de olor.

Cargábamos con machetes, cuchillos y pala, ésta última porque una vez seleccionado el torote a cortar, había que escarbar un poco para descubrir lo más que se pudiera del tronco y aprovecharlo mejor. No era tan difícil encontrar uno adecuado, había muchos.

Lo cortábamos y pujando y con esfuerzo, pero felices, bajábamos el cerro y caminábamos a la escuela para llevarlo hasta el salón de clases. Ya los compañeros y compañeras nos esperaban con los adornos que trían de casa para poner en el arbolito.

La primera tarea era meter el torote en un bote de esos de galón de pintura. Se le ponían algunas piedras al rededor y se llenaba de arena para que quedara firme y se detuviera parado sin ladearse. Una vez logrado lo anterior, el bote se forraba con papel navideño y cubriendo todo el bote hacia el suelo y alrededor se ponía un chingo de algodón, simulando la nieve; siguiente paso, colocar la extensión con los foquitos de colores, de aquellos grandes, ovalados, no había de otros y al final,  colgar las esferitas de colores en las ramas del árbol y ponerle también, pelo de ángel y tiras de colores y algunas tarjetas de navidad y la estrella hasta arriba cuando se podía. Quedaba hermoso, precioso, y era un orgullo porque todos participábamos en esa tarea. No se usaban entonces los monitos, ositos, angelitos y cosas que se usan hoy, y ni había dinero pa empezar.

El regalo de intercambio se entregaba el ultimo día de clases que era también el día de la posada de la escuela. Ese día era un encanto, todo el día de fiesta. En el salón de clases se hacía el intercambio y cada quién le entregaba su regalo a quién le había tocado en la rifa. Los más pudientes, compraban una caja de cherrys  americanos, con la Norma Aguilar o unos calcetines comprados en Caborca o cosas así. Los menos pudientes te regalaban una bolsita de dulces y chicles comprados con el Señor Torres y Mauricio, pero todos cariñosamente envueltos y todos recibidos con un gusto enorme.

Luego seguía la posada en la cancha de la escuela. Cada salón había, previamente en los días anteriores, preparado y adornado con papel de china y engrudo una hermosa piñata de cinco picos en una olla de barro y se llenaba con naranjas de que Don Miguel, pedazos de caña, un chingo de cacahuates, y unos pocos de dulces y chicles y mucho confeti. Cada salón, de primero a sexto pasaba a quebrar su piñata, amarrada al tablero de basquetbol de la cancha por un lado, y el Profesor Abelardo “El Callado” en la otra punta del mecate jalándolo desde el segundo piso o terraza del edificio.

Como las piñatas era de barro, nunca faltaba el descalabrado al que le caía algún pedazo de olla en la cabeza, pero ni por eso dejaban de tirarse al suelo y agarrar lo mas que se podía de dulces y naranjas y etc. Que felicidad, que bonita navidad.  Ese día todos éramos iguales, amigos, compañeros, ese día no había pies descalzos y mocos en la cara, solo sonrisas y gritos de alegría.

Regresábamos a casa con un cargamento de dulces, sonrisas, gritos, alegría y mucho amor a empezar las vacaciones cortas o de navidad.

NAVIDA

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

¿De cuando aca?

Los que nacimos en la medianía del siglo pasado (Que elegantemente lo dije), conocimos un México en el que, en cuestiones de mercado había muy pocas opciones y en algunos caso sólo una, de tal forma que teníamos que consumir lo que había y al precio que se nos ofrecía. No teníamos opción. Los afortunados que tenían los recursos para ir frecuentemente “al otro lado”, encontraban múltiples opciones de un mismo artículo y a diferentes precios y calidades. Los jodidos, encargábamos a la fayuquera el pantalón que queríamos, le dábamos la talla, la marca y el color y nos lo traían tal cual; si querías zapatos, pintabas el pie en una hoja de papel y la fayuquera te los traía. Doña Fidela fue una fayuquera muy famosa en mi pueblo entre finales de los 40s hasta principios de los 70s.

Cada semana iba y venia a Nogales, Arizona y te traía lo que le encargabas y te lo entregaba en tu casa. Nunca fallaba, nunca se equivocaba, siempre obtenía una sonrisa y la satisfacción del cliente. Era la Amazon de nuestros tiempos. Era la DHL, la Best Buy del siglo pasado. Pero con cara y cuerpo. No era del pueblo, pero todo el pueblo la conocía, si llegaba a la hora de comida, la invitabas a comer y se sentaba a la mesa. Tenía una plática muy sabrosa y una risa contagiosa. Me encantaba escucharla platicar de un mundo para mi desconocido pero que me lo imaginaba muy bonito: “El otro lado”, Nogales, Estados Unidos. Un mundo que me sonaba mágico porque al parecer había de todo y todo muy bonito y todo muy chingón. Y unos dulces y paletas sabrosísimos. Doña Fidela debe haber vestido y calzado con ropa “americana” a una buena parte del pueblo durante muchos años. Por lo mismo, porque en México y mucho menos en nuestros pueblos, no había opciones, y lo que había era muy caro, tanto que te convenía más encargarlo de fayuca y pagar por ello. La Fayuquera ganaba, el aduanal que la dejaba pasar, ganaba, el de la tienda ganaba y el cliente también ganaba porque obtenía lo que quería a un precio “justo”.

Hubo un tiempo en México que hasta las estufas de cocina de las casas eran producidas en una planta propiedad del Gobierno; el ferrocarril, el teléfono residencial eran del Gobierno; aceites y gasolinas ni se diga. Es más los pickups de los 60s marca AUTOMEX, eran producidos por el Gobierno. Y si le rascabas tantito encontrabas que  la sal de mesa, el azúcar, las tortillas, la harina de maíz, el acero, una marca de refrescos, aceite de cocina, zapatos, etc. las plantas eran propiedad del Gobierno de la república.  Eran los tiempos en que las empresas quebraban y el gobierno las “absorvía” para que no se perdieran los empleos. Hasta en la política: Parecía que había solo un partido y era propiedad del Gobierno, ¿Si lo recuerdas? ¿O ya se te olvidó?

Cuando en los 80s México ingresa al GATT se comienza a hablar muy tímidamente de la apertura de las fronteras y la liberalización de los mercados, se quitaron algunos aranceles a muy pocos productos y comenzamos a conocer otras opciones.

Ya después en los 90s, a partir del 94 con TLCAN los consumidores Mexicanos iniciamos una “borrachera” de consumo con productos americanos y canadienses. Y lo que sigue es ya historia conocida.

Hoy tenemos opciones, hoy podemos elegir, hoy los consumidores tenemos el poder de premiar o castigar un producto, una marca, un establecimiento comercial, simple y sencillamente eligiendo libremente si compras o no compras.

Se siente hermoso tener la LIBERTAD DE ELEGIR. Es uno de los derechos fundamentales del ser humano. Fuimos dotados del LIBRE ALBEDRÍO. Se nos dió, se nos regaló como algo inherente a nuestro ser. Viene con el “paquete”, ya lo traes al nacer, nadie te lo pone después. Y obvio, al saber que lo tienes y  que es tuyo y sólo tuyo, pues quieres usarlo!!!

Muchos años, muchas décadas estuvimos clamando que nos ofrecieran mas opciones para poder elegir libremente a quién comprar, dónde comprar y a qué precio comprar. Prácticamente teníamos el PODER DE DECISIÓN, sin usar!!! Y cuando por fin pudimos usarlo, !!Lo hicimos, y nos encantó y lo seguimos haciendo!!! Y ya nadie nos lo quitará.

Por eso por eso, por eso, por eso… me da una pena y una tristeza enorme que hoy, en pleno siglo XXI, con un mundo cambiante, con una sociedad actuante, con avances tecnológícos a cada instante, existan instituciones y existan personas que dirigen esas instituciones, que como perfectos trogloditas (Por lo fuera de tiempo),  pretendan ELEGIR POR NOSOTROS. ¿Pretendan? Lo hacen con un descaro y una desfachatez digna de una película de Cantinflas. Me refiero a los partidos políticos y sus “dirigentes”.

Con qué derecho, quién les dijo, quién les autorizó a ELEGIR POR MI? Ni 200 años de militancia te dan a ti el derecho de elegir por mi, ni a mi me quita el derecho de decidir lo que yo crea y quiero, y no lo que tu creas y quieras que me convenga. Nunca la aceptación a pertenecer a un partido y aceptar sus reglas, estará sobre mi LIBRE ALBEDRIO. Si coincidimos que bueno para los dos, pero si no coincidimos, no debes, ni puedes coartar mi libertad.

¿Para eso queríamos más opciones? ¿Para al final decirme “ni voltees a verlas, no te convienen”, “no las escuches, no es lo que tu necesitas”? ¿Para eso queríamos apertura? ¿Para al final promover la cerrazon? ¿Para eso queríamos mas partidos? ¿Para eso queríamos independientes? ¿Para que al final quieras que me haga como que no existen? para eso queríamos una Ley que diera orden a los procesos electorales? para al final buscar todas las formas imaginables en que pueda “sacarle la vuelta” a la ley.

Y ¿Tu quien eres para “obligarme” a mi a aceptar todo eso? ¿Mi dirigente de partido? Ese es el problema: los dirigentes y los consejeros y las directivas de los partidos cren, sinceramente cren que deben decidir por uno, por ti, por mi.

¿De cuando aca? Dirían en mi pueblo.

No puede haber nada bueno, donde todos piensen igual.decide

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

Yo aprendi a soñar.

En mi familia paterna, soñar es como respirar. Es algo tan normal, tan cotidiano, que aún me asombra cuando alguien dice que no sueña. Desde que tengo memoria, en mi familia tenemos la costumbre de contarnos los sueños, o a la hora del desayuno o a la hora de la comida, cuando estábamos todos. Desde niño para mi fue normal escuchar que mi padre decía “Anoche soñé que se moría el moro… ” (El moro era su caballo) y comenzaba a narrarnos el sueño, sin que nosotros se lo pidiéramos. Mi mamá igual, soñaba seguido, y conforme fuimos creciendo y comenzamos a tener voz en la mesa, a veces uno a veces otro, pero siempre había alguien de los hermanos que contaba un sueño.

Así es que crecí escuchando sueños y para mi era la cosa más natural del mundo.

Casi siempre eran sueños locos, de esos en los que se hace un revoltijo  en los que se mezclan el pasado con el presente, y en los que aparecen personas que conociste, por ejemplo, en la ciudad de México, pero te aparecen en el sueño en Pitiquito en unos afanes y haciendo algo que ni al caso. A decir verdad, nos divertíamos y nos reíamos de los sueños y nunca les dimos más importancia ni tratamos de encontrarles algún significado.

Fue muchos años después, ya adulto, cuando tomé consciencia que no todas las personas sueñan y todavía más increíble para mí, enterarme que hay quien nunca sueña!! Y también ya adulto me enteré que los sueños pueden tener algún significado o que pueden traer algún mensaje oculto que hay que descifrar, algo así como el Código Da Vinci. A partir de entonces, los sueños adquirieron otra dimensión para mí.

Ha habido sueños épicos en la familia, casi todos hermosos y algunos que han dado respuesta a algo en específico. Ninguno trágico afortunadamente.

Esto del soñar nos viene de la familia de mi padre, pues mi abuelo también contaba sus sueños y mi Tía Eloisa era una gran soñadora. Y debo aclarar que soñamos dormidos, no soñamos despiertos, porque esto es otra cosa. El soñar despierto son mas trucos y elaboraciones mentales conscientes, son más deseos que otra cosa, como el “soñar” que te sacas la lotería y te dedicas a viajar, es algo que te gustaría. Pero el soñar dormido, es soñar de verdad, ahí entra el subconsciente y ahi no tienes control del sueño.

Y me encanta soñar asi. Porque en mis sueños he podido visitar lugares y conocer ciudades a las que nunca he ido ni iré; he podido volar, literalmente, viendo todo desde arriba; me transporto de un lugar a otro en fracciones de segundo, estoy en Hermosillo, y en la siguiente escena del sueño, estoy en Veracrúz; he sentido los miedos más horribles en mis sueños, esos en los que te despiertas agitado y te das cuenta que estabas soñando; me he soñado en todas las profesiones y tareas imaginables: En sueños he sido actor, he sido investigador, he sido presidente,  he sido piloto, he sido amante insaciable, he conocido mujeres bellísimas que quien sabe quienes sean, ni donde estén. Nunca he soñado que muero, pero si he soñado con muertos.

En fin, no se si exista un DIA DEL SUEÑO, pero creo que debería instaurarse. Y podría haber concurso de sueños y premiar al sueño mas bello, al sueño mas increíble, al sueño mas mafufo, al sueño mas real, al sueño mas sin chiste, al sueño mas horrible que sería pesadilla, etc etc.

En fin, soñar no cuesta nada.

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO

Lecciones de vida III

LA MILLENIAN SALE AL MUNDO:  Pues si, a estas alturas de mi vida y que resulta que tengo una hija millenian; según los desocupados que se encargan de clasificar a las generaciones, mis tres hijos deberían ser, por las fechas de nacimiento. Pero por las características y comportamientos y forma de pensar, la millenian 100 por ciento es ésta la menor. La Fer.

De la familia, es la aplicada, la inteligente, la cerebrito, la cuerda dirían en Monterrey. Es también indecisa, pero de un carácter fuerte y firme; es noble, es sentimental y cree que por ser la menor nadie la pela y que resulta que es la más tomada en cuenta. Se ha vuelto muy independiente lo cual es bueno, excelente.

El 24 de mayo de éste 2017, la Fer presentó su examen profesional de la carrera de Licenciado en Comunicación en al Universidad Anáhuac en la ciudad de México. Me llenó de orgullo, me hizo el papá más feliz del mundo en ese momento y más cuando anuncian que pasó su examen profesional con 10!!! si con diez!!!. Super merecido y muy justo final para toda una vida de estudio y esfuerzo. Y sola, porque yo no recuerdo una sola ocasión en la que siendo niña hubiera tenido que ayudarle con la tarea o que me haya pedido ayuda. Nunca!! Y obvio ya de universitaria menos jajaja. Esa es la que se cree “debil”, la que se cree “que nadie la pela”, ella es la que se adaptó rápidamente a la ciudad de México al grado que hoy maneja por sus calles y avenidas como si fuera nativa, le saca la vuelta al tráfico, se sabe atajos,  rezonga como chilanga, les capta las mentiras a la primera a los chilangos y que sola se esta abriendo paso profesionalmente en esa jungla en la que si no sabes moverte te comen, te hacen pedazos a la primera.

El mismo dia que presentó su examen profesional, ese mismo día recibió una oferta de trabajo y tres días después ya estaba trabajando. No conozco otro caso igual y lo platico a quien quiera escucharlo y a quien me pregunte. Los angeles se confabularon con ella. Ahi sigue hasta la fecha, y hace dos días recibió su título profesional. Me sacude el alma, me deja sin palabras.

Este suceso también lo recordé mientras estaba en Monterrey. Lo tiernito que estaba y la removida de fibras que me dieron me hicieron que apreciara las cosas buenas que obtuve este año. Ya van cuatro: La Reunion con los 60 ángeles, el Compromiso de Miguel, la llegada de Renata y la titulación de la Fer

Me queda una y con esto cierro el ciclo 2017.

EL REGALO MAS GRANDE:  Tiene una memoria prodigiosa aunque ella cree que no. Es una lectora incansable, no se y nunca se me ha ocurrido preguntarle o hacer el cálculo, cuántos líbros ha leído en su vida. Estoy seguro que son miles, así literal. Desde que tengo memoria la recuerdo con un libro en las manos. Lee de todo: Historia universal, Historia de México, biografías de escritores, pintores, reyes, emperadores, actores, políticos; novela latinoamericana, novela Española, novela universal; vida de los santos, historia de la iglesia, y todo lo que se pueda de religión. Suscriptora de Selecciones del Readers Digest desde hace 70 años!!! Hasta la fecha lee todos los días cuando menos una hora antes de dormirse. Hoy, su tiempo lo dedica  mas a rezar, rezar y pedir por los hijos, los nietos y hasta los bisnietos; los amigos de los hijos, los vecinos, y un etcetera grandísimo. Se lleva casi 4 horas o mas de rezos diarios.

Ella es mi MADRE. El 5 de noviembre cumplió 94 años y es uno de los regalos más grandes que Diosito me puede haber dado este año. Tenerla aún con vida, en perfectas condiciones físicas y mentales y además poder haber asistido a su festejo de cumpleaños.

Además de lectora, es conversadora. Así como lee de cualquier tema, así puede conversar de cualquier tema. Una cosa te lleva a la otra; nos lo decía desde niños, “si lees, nunca estarás enfadado”, “leer te abre la mente y te lleva a conocer el mundo”. Y nos hizo lectores a todos, en mayor o menor grado, pero todos somos amantes de la lectura y obvio, por lo mismo, somos muy “sabiondos”.

En fin. No voy a decir más. Ya en otra ocasión le dedicaré mas a tiempo a ella. Sólo les diré que este es el suceso numero 5 que éste año me trajo y que me hace al fin de cuentas, cambiarle la clasificación de mal año y amargo que le había puesto, por el de buen año a secas.

Lo demas, es lo de menos.

Lo que venga, pues que venga ya veremos.

Aprendi a batear todo tipo de lanzamientos: Curva, recta rápida, cambio y hasta “panzona” y fuí buen bat, pocas veces me ponchaban.  Asi es que  2018, tírame lo que quieras, mínimo te saco base por bolas.

Gracias.

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Lecciones de vida II

OTRO MAS QUE MUERDE EL POLVO: Mientras yo disfrutaba de la compañía de mis amigos del alma en Monterrey, al mismo tiempo pero a miles de kilómetros de distancia se estaba desarrollando otro acontecimiento de los que marcan, sacuden y dejan huella.

Mi hijo mayor, Miguel, después de haber subido al ring en varias ocasiones y en cada una haber salido más o menos bien, en ésta por fin le dieron un gancho a la barbilla, un uper, y cayó redondito, mordió el polvo: El sábado 3 de diciembre dio el anillo de compromiso a su novia, es decir se comprometió. Yo en Monterrey y él entregando el anillo. Su mamá como siempre al pié del cañón, estuvo presente en ese momento tan especial.

Fue algo muy especial pero muy intimo, muy familiar. A Miguel no le gustan las estridencias y toda esa parafernalia en la que el novio lleva a al novia a la orilla de un precipicio y luego viene volando un halcón y se posa en la mano de la novia y le entrega el anillo. A nadie en la familia en realidad nos gustan esas cosas. Asi es que todo fue sencillo, familiar y muy emotivo.

Me alegro muchisimo por el, creo que lo esta haciendo en el mejor momento de su vida y a una edad en la que ya sabes perfectamente lo que quieres. Su novia es hermosa, alegre, super acoplada dicen los jóvenes hoy, muy natural, y buena muchacha. La queremos todos en la familia.

Asi es que los sentimientos como comprenderán los traía a flor de piel. Claro que él sabia que no lo acompañaría en ese momento importante de su vida, pero me dijo “No te preocupes papá, vienen muchas cosas, nomas no te me pierdas para la pedida”. jajajaja.

Gracias a este evento, es que estando con mis compañeros en Monterrey, comenzó la magia. Es cuando me empieza a caer el 20 de que en realidad tengo muchas cosas que agradecer este año y mentalmente hice el recorrido del calendario.

Asi es que vámonos unos meses atras.

EL MILAGRO DE LA VIDA: Es el 7 de octubre para ser exactos. Ese maravilloso día, mi hija mayor me convirtió en abuelo!! Oh my God !! Tanto que me reía de mis amigos y amigas locos con sus nietos subiendo fotos a todos lados y enseñando los celulares con las fotos y videos de sus nietos. Pensaba “inche loco exagerado, a mi qué me importa que su nieto ya camine” o “Ya entro al kinder su nieta, pues que bueno pero pa que me enseñas la foto pues”. Me caía hasta mal.

Obvio, no tenía ni la menor idea de los sentimientos y la electricidad que te transmiten esos pedacitos de cielo, tan vulnerables, tan inocentes, tan indefensos. No son tuyos, pero los haces tuyos desde el momento que los ves y cuando por primera ocasión lo tienes en brazos. Todo el ogro que traes dentro, se diluye; toda la negatividad desaparece.

Pues si, el 7 de octubre nació Renata y ese día nacimos también, dos abuelos. Dos abuelos, mi vieja y yo, a los que hacía mucho se nos había olvidado el significado de ese instante en el que alguien comienza  realmente a ser alguien. Porque hasta antes de ese instante, son solo una idea, un pensamiento, una imágen virtual.

No puedo imaginar un momento mas hermoso, más emocional, que ese en el que ves a tu hija amamantando a su hija, o simplemente tenerla  en brazos dormida. Magia pura de nuevo.

Hoy veo felices a Ana Lourdes y a Eduardo, su esposo. Diario me mandan una foto de la cachetona y diario amanece pareciéndose a quien sabe quien. Todos los días cambian los bebes. Pero muy internamente pienso “esta es Méndez, ni duda cabe” aunque no sea cierto. El abuelo orgulloso pues.

Este es el tercer evento en el que el año 2017  me golpea la cara diciéndome  “¿Me querías olvidar? Pues te jodes”.

Mañana continuaré recorriendo el calendario hacia atrás.

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LO QUE PIENSO Y LO QUE CREO PERSONAJES DEL PUEBLO

Lecciones de vida.

“Mira como pone dios las cosas”

“Todo pasa por algo”

“Uno pone y Dios dispone”

“Las cosas suceden por que así, tenía que ser”

Son expresiones que escuchamos y decimos nosotros mismos frecuentemente. Y adquieren su real dimensión… cuando algo pasa, cuando algo sucede y que es tan fuerte, que nos sacude el alma. Les cuento.

Por diversas circunstancias este año 2017 en lo personal lo tenía catalogado como uno de los más dificiles de mi vida. Un año con más bajas que altas, un año de retos no logrados; un año en el que la vida me ha enseñado la peor cara de muchas personas, un año de sinsabores, agridulce, un año de incontables puertas cerradas.

Así lo tenía catalogado y la mente es tan cabrona que ya estaba en el pesimismo total, no depresivo, porque nunca he caído en una depresión, pero para allá iba, sin duda.

Y de repente se presenta una situación que me mueve y remueve el corazón, me enjabona la mente y me sacude hasta la última y mas pequeña de mis neuronas y átomos. Algo que me hace voltear hacia atrás y analizar cada día, cada semana y cada mes de éste año y encuentro que tengo no una sino varias razones para sentirme bendecido, querido, apreciado, amado y cambiar mi forma de ver la vida. Y entonces éste 2017 toma otro sentido y me resulta luminoso, resplandeciente.

Empezare por la ultima de las situaciones y luego iré recorriendo el calendario hacia atrás, para reseñar las otras.

UNA REUNION CON 60 ANGELES: En medio de todas mis tribulaciones y pesimismos, le pedía yo a Dios y al Espíritu Santo que me enviara una señal, que me enviara un ángel para que de alguna manera me enseñara el camino que yo creía perdido. Lo hice con tanta fuerza, con tanta entrega que que bruto Diosito, no me mandó un ángel, me mandó 60!!! imposible no entender el mensaje.

Yo sabía desde hacía un año que el 30 de noviembre y el 1 de diciembre nos reuniríamos de nuevo los compañeros de la generación de mi carrera. No es la primera vez. A lo largo de 38 años nos hemos reunido muchas, muchas ocasiones y en los últimos 8 años las reuniones son anuales en diciembre para una “posada”. El 2015 asistí, el 2016 no porque en la misma fecha tuve otra reunión y este 2017 aunque siempre dije que sí iría, dos semanas antes, la realidad me golpeó en la cara y el desánimo me invadió y avise que no iba. Y aquí empieza la magia.

Llamada tras llamada de mis compañeros convenciéndome que no podía faltar, que ahí debería estar y qué ahí tenía mi lugar. Pretexto que ponía, pretexto que me tumbaban; argumento negativo que daba, argumento que convertían en positivo. Me acorralaron, me acosaron con palabras dulces y cariñosas, palabras que normalmente no entiendo; hasta que un amigo me dijo “Déjate de pendejadas, tu no eres así, me extraña y nos ofende a todos tu actitud” palabras mas palabras menos. Ya no pude negarme. Los ángeles haciendo su trabajo.

Y ahi te voy a Monterrey. Previamente lo mejor que pude hice una limpieza mental y me quité todas las telarañas que me estaban asfixiando. Mejor decisión no puedo haber tomado en todo el año.

No voy a narrar las actividades de los tres dias que fueron muchas y variadas. Sólo diré que cada hora que pasaba me sentía revitalizado, sentía que algo estaba cambiando dentro de mi, sentía que me entraba una energía cálida que recorría cada célula de mi cuerpo. Cada abrazo, cada beso, cada palmada sentía una corriente eléctrica que me subía de los pies y explotaba en luces multicolores en el corazón y en el cerebro. Los ángeles haciendo su trabajo.

Sentía mucho más que amistad, la amistad la damos por descontada en ese grupo. Sentía amor, mucho amor, toneladas de amor. No se si exista otro sentimiento mayor al amor y si lo hay, eso, eso es lo que sentía. Varias veces quise gritarlo muy fuerte para que todos se enteraran… pero me gano la prudencia. Varias veces quise decirle a gritos “Pendejos, ¿Saben, tienen idea de lo que estan ustedes haciendo por mi?”. Tuve temor que no me entendieran. Y me quede varias veces casi ido, pensando, tratando de asimilar lo que pasaba a mi rededor. Varios llegaban y me preguntaban “¿Qué paso mi Mike, que tienes?”. Si superan pensaba yo. Y a darle pa arriba de nuevo. Los ángeles haciendo su trabajo. Magia pura.

Sinceramente yo no creo que exista un retiro espiritual, un retiro de silencio, una meditación yoga, una limpia con copal, un 21 de marzo en la pirámide del sol que me puedan dejar y dar tanta energía positiva, tanta fortaleza mental, tantas endorfinas, proteínas y adrenalina recorriendo mi cuerpo.

Gracias mis ANGELES, asi en mayusculas. Sesenta veces gracias. Por ustedes, vale la pena todo esfuerzo. Gracias. El año pinta maravilloso, fué un gran año y luego les cuento los otros sucesos. Este quitó la venda de mi mente.

Los quiero un chingo ANGELES.

MTY2

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PERSONAJES DEL PUEBLO

La Choya

Decían nuestros ancestros, nuestros mayores, nuestros viejos pues, que cuando se te clavaba una choya en el pié o en la mano o el muslo o cualquier parte del cuerpo, –que es dolorosisimo y como la espina tiene una especie de gancho, se clava, entra pero no sale– decían los viejos que la única manera era orinando sobre la choya clavada a la vez que alguien más o tu mismo tratabas de sacarla.  !Y funciona!! en serio funciona. Preguntenme cuantas veces me mearon o me tocó mear a compañeros que se habían enchollado… entre tanto dolor y susto, un chorrito de orines calientitos sobre la herida, es un bálsamo! No si de que los viejos saben, si saben.

Uno aprendía a conocer los arbustos y cactus que podrían representar un peligro, a punta de espinadas, arañazos, raspones, cortadas, etc etc. Nadie te decía cuidado con los tobosos, hasta que ya tenías el pie lleno de ellos y estabas brincando de dolor. Nadie te decía, “aguas, esa rama pica, tiene espinas”, hasta que te pegaba el chingazo en la cara o en los brazos. Asi aprendimos. A tal grado que con el tiempo y la experiencia puedes subir o bajar corriendo un cerro tupido de ramajos y de cactus sin un razguño.

Cuando no andábamos en los cerros o el río, nos poníamos a jugar beisbol, cualquier pedazo de baldío servia. Nuestros campos de beisbol eran pedazos de antiguas milpas o huertas que ya no se sembraban y estaban pelones. Trazábamos las lineas con el pié, arrastrando el pié, las bases eran unos cartones con piedras encima pa que no se movieran; los guántes eran viejísimos, rotos y parchados, casi nunca nos completábamos la novena y los que no alcanzaban, a jugar con la mano pelona; los bats, eran bats recortados, quebrados, arreglados con clavos y tape, y si no había pues un palo de mezquite; las pelotas, descocidas y sin forro, enteipadas con tape negro y cuando se nos acababan, agarrábamos una cabeza de muñeca y a seguir jugando.

Todo el día jugábamos, mañana,tarde y noche. En la noche en la calle, abajo de un poste con luz. De ahí, de esos campos, de esas pobrezas, salieron varios jugadores profesionales para la liga Norte de México, la Liga Mexicana de Beisbol y la Liga Central.

El invierno era diferente. Los días mas cortos, oscurecía temprano, comenzaba a hacer frío en la noche y las salidas no eran tan frecuentes. El frío calaba, de doler los huesos. Lllegábamos temprano a la escuela, todos mocosos, lagañosos y despeinados porque nadie se bañaba en la mañana por el frío; el baño era por la tarde pa no enfermarte. Tomabas clase entre un concierto de toces, ronqueras y jaladera de mocos. Y entre todo eso, había dos que tres compañeros que iban descalzos, no había para zapatos. Mi madre juntaba los zapatos viejos de nosotros y trataba de ayudar a algunos, pero viejos y remendados, les duraban poco. El invierno en el pueblo tenia un olor muy particular: Olía a humo de hogar, olía a chimenea encendida, olía a estufa de leña, olía a estrado encendido permanentemente, olía a boiler de leña. Recorrías las calles y por donde pasabas había algo encendido con leña y salía una columnita de humo.

Y junto con el invierno, por falta de aseo principalmente, a muchos compañeros les salía roña en las manos. Era una capa se iba engrosando conforme el invierno transcurría. Cuando llegaba la primavera tenían una capa de roña tan gruesa que no les entraba una punta de lápiz, difícilmente se cortaban. Nadie se quejaba, nadie decíamos nada. Era nuestra vida, era la que conocíamos, no sabíamos de otra.

Eso era felicidad, eso era vivir en un paraíso. Y así crecimos, y así nos formamos y así de ese pueblo de esa vida, de ese paraíso ya ido, han salido reconocidos y grandes profesionistas, empresarios, maestros, abogados, arquitectos, médicos, ingenieros, artistas. Y todos agradecidos con la vida y con nuestros padres.